Celso Escobedo López, el beisbolista de Viesca que desafió al río Aguanaval... y perdió

Opinión
/ 9 agosto 2024

Celso fue originario del pueblo mágico de Viesca, Coahuila, llegó a esta tierra semidesértica al barrio La Tapatía el 6 de abril de 1954. Sus padres fueron Eulalia López Guerrero e Hilario Escobedo Baca, fue el octavo hijo. Como todo niño viesquense del siglo pasado, corría y jugaba por las calles de su barrio. Sus pasatiempos favoritos fueron el beisbol y el box.

Su talento por el rey de los deportes lo llevó a jugar desde los 11 años en el equipo “La Tapatía”. Fue pitcher, aunque cubría cualquier posición al cuadro. Los home runs que lograba en los diferentes equipos en los que jugó son inolvidables, tanto así que para sus compañeros como para los integrantes de los equipos con los que competía eran de gran orgullo, pues casi siempre aseguraban el triunfo. Jugó en la liga de béisbol juvenil del Club Sertoma de Torreón, Coahuila. Era la estrella. También, intervino en el equipo de Viesca y participó en la Liga Lagunera de Beisbol.

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Celso, a muy temprana edad, sobresalió notablemente, lo que le valió para jugar en la Liga del Golfo con el equipo de Ciudad Valles, San Luis Potosí, luego fue contratado para jugar en la Liga Central con el equipo profesional de los Alacranes de Durango, participando en el juego de estrellas el 1 de mayo de 1973 al finalizar la temporada de la Liga Central. Regresó a reportarse con el equipo Unión Laguna, de ahí se fue a Monterrey, Nuevo León, donde fue contratado como refuerzo del equipo Aceros Planos. A los 18 años, en 1972, contrajo matrimonio con la señorita María Auxiliadora de la Torre Lobo (del barrio de la capilla o San Isidro, de Viesca. En Viesca -la población más antigua de la Comarca Lagunera en el lado de Coahuila, (1731)- la comunidad está organizada por barrios.

El 21 de agosto de 1973, se trasladó a Viesca para conocer a su primera hija, quien lleva el nombre de Celsa María Escobedo Lobo. Sin embargo, en esas fechas, con sus aguas broncas, el río Aguanaval inundó dos veces las tierras que colindan entre los municipios de Matamoros y Viesca. La segunda creciente de agua fue de tal magnitud que se perdieron en su totalidad las casas del ejido Villa de Bilbao (que databan del año 1767). Los habitantes de esta comunidad se refugiaron en la parte superior de las Dunas de Bilbao. El sitio que se conoce como “la vega de Quintana” se encontraba inundado, la carretera estaba cortada, el paso del agua caudalosa no permitía el acceso hacia Viesca debido a la inmensa cantidad de agua bronca del río Aguanaval.

El joven beisbolista Celso, en compañía de José Reyes Fraire y Pedro Orozco Rivera, ambos viesquenses, tomaron la decisión de cruzar a nado el río. No se imaginaron el trágico final de Celso. Un golpe en la cabeza, tal vez de un tronco, lo dejó sin sentido. No logró su objetivo de continuar su camino para encontrarse con su hija. La corriente arrastró su cuerpo ya sin vida hasta la desembocadura del río Aguanaval con la Laguna de Viesca. Los jóvenes José Reyes y Pedro Orozco contaron con tristeza esta historia hasta el final de sus días, ellos daban gracias al Creador por haberles permitido arribar a Viesca sanos y salvos.

La muerte de Celso Escobedo fue muy impactante para toda la población de Viesca, pues el joven beisbolista apenas contaba con 19 años. Tenía toda una vida por delante. No obstante, a su corta edad, fue un gran beisbolista y apasionado del box. Muy querido por los viesquenses, por su carácter y altruismo para con su familia, amigos y paisanos, un ser en pleno desarrollo de su vida qué logró el reconocimiento por su talento y por llevar el nombre de Viesca a muchas partes de la República mexicana. En honor a Celso, el estadio de beisbol del barrio de La Tapatía lleva su nombre.

Actualmente se le recuerda con un inmenso cariño. Su historia se ha transmitido de generación en generación y ha servido como inspiración a jóvenes que, como él, tienen gran pasión y talento por el rey de los deportes, el béisbol. Deporte icónico en la región.

Además de la muerte de Celso, en agosto de 1973 fue la última vez que la laguna de Viesca recibió agua del Río Aguanaval, pues las presas que le construyeron aguas arriba, en su cauce, no permiten que el agua alimente la laguna de Viesca que desde esa fecha presenta sequía. La muerte de Celso anunciaba también el cese de recursos hídricos para nuestro pueblo.

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