Clases medias y altas: con las elecciones a la vuelta de la esquina, ¡la hora llegó! (3)
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En esta entrega editorial comparto la ruta crítica que habría de seguir la cúpula empresarial para alcanzar una candidatura unificada, con el perfil adecuado a una plataforma nacional, consensuada entre los distintos actores políticos –organizaciones de la sociedad civil y partidos– del país para enfrentar a Morena en 2024. El tiempo es poco: 10 meses. Y los partidos ya pretenden adelantarse, con su oportunismo acostumbrado.
Antes, enfatizo tres matices: la narrativa pública que fundamentaría el papel protagónico del empresariado tiene sus raíces en valores cívico-democráticos no de extrema derecha; la propuesta rompe con el paradigma de las clases medias o alta como acomodaticias e indiferentes para crear una estructura –entre clases medias y altas– de liderazgos cívico-ciudadanos y activistas comunitarios en las distintas regiones de México. Esta propuesta va más allá del 2024 para robustecer –de manera distinta– la participación del empresariado en el futuro del país.
Primer paso: unificar criterios a partir de tres conversatorios que serían públicos y facilitados por profesionales en la materia. Como ejemplo está Adam Kahane de Reos Partners.
1.- Conversatorio al interior de las distintas cámaras empresariales con representatividad nacional para acordar el camino a seguir con la coyuntura 2024 en mente. Objetivos: integrar un equipo plural que coordine esta ruta crítica hasta alcanzar una plataforma común y una candidatura unificada para 2024; y diseñar e implementar la formación de una estructura electoral que de manera quirúrgica trabaje con clases medias y altas en las distintas regiones del país. La intención no pararía en la coyuntura electoral sino que iría más allá, hasta consolidar una red de liderazgos cívico-ciudadanos y activistas comunitarios que reinventaría la participación –como ciudadanos de tiempo completo– de los integrantes de dichas clases sociales.
Ejemplos metodológicos exitosos, los encontramos en las experiencias de Peggy Dulany (Synergos), Marshall Ganz (Harvard) y Sergio Fajardo (Colombia). Los consejos cívicos de instituciones u organizaciones empresariales del mismo corte serían los detonadores de tal proyecto.
2.- Conversatorio de dicho comité con las distintas organizaciones de la sociedad civil con propuestas para otro México alternativo (Sí por México, Frente Cívico Nacional y Colectivo por México, entre otros). Objetivo: unificar la plataforma desde una lógica ciudadana.
3.- Conversatorio entre el comité y los distintos partidos políticos hasta alcanzar un acuerdo entre plataforma y candidato unificados. En ese orden: la plataforma define el perfil del candidato o candidata, no al revés. La coalición formada por empresarios, sociedad civil y partidos políticos sería como la de Coahuila –no sólo para ganar las elecciones, sino para gobernar también.
4.- Coordinar el trabajo de liderazgos cívico-ciudadanos y activistas comunitarios –de clases medias y altas– en las distintas regiones del país, con el trabajo de las estructuras electorales de los partidos políticos coaligados en torno a una candidatura y una plataforma común. Establecer indicadores para medir la eficacia y la eficiencia de dicha fusión para afinar el modelo.
Esta propuesta surge de la aridez de alternativas ciudadanas y partidistas para enfrentar y derrotar a la 4T en 2024: por ello va más allá de las muy trilladas, como crear un frente nacional u organizar un nuevo partido político.
La misma, modifica el rol protagónico de los partidos políticos para dejar la directriz en el empresariado y la sociedad civil organizada. También busca trascender, mediante una narrativa pública distinta, la polarización del país. E inaugura la importancia de trabajar, en un sentido electoral y comunitario, con integrantes de las clases medias y altas, en el corto, mediano y largo plazo, con una visión cívica y democrática.
¿Nos resguardamos en el miedo y temor irracionales o nos atrevemos a pensar y a actuar, con urgencia extrema, en el otro México posible?
Nota: el autor es director general del ICAI. Sus puntos de vista no representan los de la institución.
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