Coahuila en orden en el país del desorden endémico
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Es necesario reconocer a nuestros poderes estatales −el Ejecutivo, Legislativo y Judicial− el orden, la paz y la seguridad con las que vivimos en Coahuila. Aquí no hay actos de terrorismo, no hay masacres, balaceras, ni colgados o decapitados rodando por las calles. La paz interior de nuestro estado es la mayor cualidad política que nos deja el gobernador Miguel Ángel Riquelme Solís. Como en la Silla del Águila, el señor gobernador tiene “experiencia, serenidad y sentido práctico. Es consciente de que el orden tiene límites, pero que el desorden carece de fronteras. Su política de equilibrios consiste, pues, en evitar el desorden endémico y los males extremos que lo alimentan; la inseguridad, la desconfianza pública y la desmoralización”. Aquí en Coahuila vivimos en paz.
Es cosa de mirar el caos en que sobrevive la mayor parte de nuestro país. Ya no es necesario citar todos los horrores que viven a diario nuestros conciudadanos. Sólo basta citar los últimos actos de terror a los que ha recurrido la delincuencia organizada: carros bomba, drones explosivos y las minas letales que ya están prohibidas por tratados internacionales.
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Las minas explosivas, conocidas como “booby trap”, son artefactos letales y mutilantes que siguen siendo una verdadera pesadilla en países que estuvieron en guerra como Bosnia, Vietnam, Líbano y otros tantos países del continente africano. Están prohibidas, pero muchas de ellas siguen sembradas como trampas mortales en el olvido y sin que nadie sepa su ubicación. Pueden estar ocultas por decenas de años y explotar al paso de cualquier persona o niño. Aquí en México han sido colocadas en huertas de limón, aguacate y mango de los productores que no pagan derecho de piso. Es un acto que viola tratados internacionales y que es totalmente irracional para un país como el nuestro. Pero el presidente Andrés Manuel López Obrador no acepta que sea terrorismo y su terquedad tabasqueña es causa de que proliferen los muertos y mutilados por esos artefactos terroristas. Es el caos en que se encuentra inmerso este país.
Aquí en Coahuila es diferente y se gobierna como en los tiempos del desarrollo estabilizador. El equilibrio entre los poderes del Estado es fundamental. En aquellos tiempos −nos cuenta José Elías Romero Apis− había plena armonía, colaboración y solidaridad de los tres Poderes con los intereses superiores de la república. Aquí en Coahuila se sigue ese equilibrio. Sin alardes de poder, independencia y autonomía. Son poderes en armonía para bien de los coahuilenses.
Ahí tiene a nuestros legisladores en el Congreso local. Cumpliendo su representación popular. Haciendo leyes en beneficio del pueblo. Sin los enfrentamientos estériles del Congreso de la Unión.
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Ahí tiene usted a nuestro Poder judicial, recientemente calificado por el World Justice Project, con su Métrica de la Justicia Abierta, como el tribunal de justicia mejor evaluado de este país. Así es, tomando en cuenta a todas instituciones de administración de justicia de este país, el Poder judicial de Coahuila fue el mejor evaluado, con el mayor puntaje de la Métrica. Le siguen el Poder judicial de Tlaxcala y en tercer lugar el de Sinaloa. Mejor evaluados que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que junto con las Cámaras del Congreso de la Unión y el Poder ejecutivo federal son un verdadero desastre.
¡Enhorabuena, Coahuila!