Coahuila: la inflación sigue ‘pegando fuerte’
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La inflación, que implica que los precios crezcan, mina sobre todo las finanzas de las familias de menos ingresos. Los gobiernos de todos los órdenes deben acudir en su auxilio
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) dio a conocer ayer su más reciente medición del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) y Ciudad Acuña registró el alza más importante en todo el país. En general, Coahuila registró un crecimiento en dicho indicador.
Los datos desagregados anteriores se registran en el marco de un nuevo repunte en el INPC nacional que, comparado con el mes precedente (febrero) creció casi tres décimas de punto porcentual. A tasa anual, la inflación en el país se ubicó en 4.42 por ciento. A nivel de Coahuila, el cálculo del Inegi colocó el Índice en 4.4 por ciento.
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La peor noticia para los coahuilenses, y en particular para los saltillenses, es un dato que se ha repetido a lo largo de los últimos meses: los precios que más empujaron el índice inflacionario hacia arriba, a nivel local, fueron, una vez más, los de los alimentos.
El alza en algunos de ellos, como el azúcar, el pepino y el frijol, fue superior al 30 por ciento y el caso extremo lo representa la cebolla, cuyo precio varió en más de 130 por ciento de acuerdo con el Inegi. Los alimentos y bebidas también registraron un alza importante en su comparativo con el mes previo.
El aumento en los precios, como se ha dicho reiteradamente, representa un duro golpe para la economía familiar, particularmente en el caso de las familias de menores ingresos, y el hecho de que los precios sigan sin bajar apunta, al menos en principio, a que las políticas del Banco de México (Banxico), responsable del control de la inflación, no están siendo del todo eficaces.
Sin embargo, de acuerdo con algunos especialistas, las cifras macroeconómicas del país −incluida el alza en la inflación− podrían ser un indicador de que el banco central mexicano está en el camino correcto al plantearse una serie de disminuciones en las tasas de interés, algo que se espera vuelva a ocurrir en un par de semanas.
La economía familiar, por desgracia, no opera conforme a las reglas macroeconómicas y para quien debe acudir al supermercado, y adquirir productos más caros, no constituye ningún consuelo el que el valor de la “inflación subyacente” haya disminuido y eso se considere un buen indicador.
Por ello resulta indispensable que los gobiernos, de todos los órdenes, desplieguen políticas que amortigüen el impacto que el crecimiento de los precios tiene en las finanzas familiares. Cada orden de gobierno puede −y debe− emprender acciones para evitar que la carestía siga minando el presupuesto de quienes perciben menores ingresos.
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En el caso de regiones como la Sureste de Coahuila, se requieren acciones que incidan en el precio de los alimentos, de forma que la adquisición de estos no coloque en una disyuntiva a quienes, debido a su bajo nivel de ingresos, eventualmente, no puedan satisfacer todas sus necesidades.
El Banco de México debe seguir realizando su labor para contener la inflación, pero a nivel local se requieren acciones de apoyo para mantener a flote las finanzas familiares.