Conjeturas y compromisos en los gobiernos de Coahuila y México
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A dos entregas de no tratar temas políticos, el ambiente genera la necesidad del comentario de los sucesos en este periodo, tanto en el nivel nacional como en el local. Y es que en Coahuila, después de los resultados de las elecciones de junio, los grupos de poder generan el acomodo tanto en las nuevas administraciones municipales como en el gabinete estatal, sobre todo con tanto huérfano que quedó a nivel diputaciones federales y uno que otro alcalde nefasto que fue rechazado por el pueblo, pero así las cosas.
Después de una modorra gubernamental con la excusa electoral, al parecer el joven gobernador ya está empujando el lápiz a fin de complementar su gabinete en los niveles de subsecretarías, direcciones y titularidades de algunas instituciones.
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A la fecha, las dependencias cubiertas, salvo algunas excepciones, no han demostrado la efectividad para trabajar en equipo y actuarían como una especie de bomberos ante una emergencia. Óscar Pimentel, por ejemplo, se queda a gobernar cuando el gobernador anda de gira y lo hace bien, sólo que al regreso, en ocasiones, según relatos de allegados, hay contraordenes y eso mina el ejercicio del gobierno eficiente que se jacta Manolo en tener.
La única opción que le queda es administrar con eficiencia los pocos ingresos locales, ya que la federación, al no confiar en los anteriores gobernadores, dirige los recursos a las dependencias federales, dejando a lo local solamente lo generado por los altos impuestos, derechos y aprovechamientos que son cargados a los ciudadanos y a las empresas.
En la lista de espera, personajes eficientes como Enrique Martínez y Morales o Pancho Saracho tendrán que competir con los perdedores de la elección a diputados por su acceso al gabinete y que son huérfanos y viudas del anterior grupo en el poder, que jura el gobernador ya no existe.
En dependencias como la SEDU, el esfuerzo por desterrar el pasado, con la salida del subsecretario Salcedo, puede quedar en el intento ante las presiones del clan de la M de imponer a la mentora que mandó lavar la boca a todos los que habláramos mal de los Moreira.
Garza Fishburn debe manejarse con pies de plomo ante estos tiburones de grandes fauces, si es que quiere hacer trascender su esquema de educación en el que la innovación y la calidad de la enseñanza son piezas claves.
Manolo debe dar un golpe de timón con las nominaciones de los segundos a bordo del gabinete, ya que estos serán los verdaderos operadores de las dependencias, y no solamente cuotas de poder.
En breve confirmaremos sobre el oficio político del gobernante y la evaluación de su gabinete después de siete meses de ejercicio público, tiempo de sobra para saber también quién se queda o a quién poner de patitas en la calle y la orfandad política.
A nivel federal también se está asomando el gabinete de la presidenta electa de México, pero después del buen sabor de boca que dejaron los primeros designados, tanto por su calidad científica como por su prestigio y expedientes, en esta tercera entrega se nota la mano de AMLO y sus costosos caprichos.
En la Secretaría de Gobernación, engrane clave de todo gobierno, se coloca a Rosa Icela Rodríguez como un alfil disciplinado que conoce de asuntos de seguridad nacional y grupos criminales, y es una funcionaria discreta que suele dejar que su jefe se cuelgue las medallas. En Seguridad Pública coloca a García Harfuch, para muchos el mejor policía del país −aunque no consta ese mote−, quien mantuvo al CJNG alejado de la Ciudad de México, pero que deviene de las anteriores administraciones tanto panistas como priistas. Sin embargo, la estructura de la Policía Federal o Guardia Nacional, lo hará tener fricciones con el ejército. Se dice que su función se enfocará en la policía científica, cibernética y de prevención.
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Por otra parte, Ariadna Montiel repite en la Secretaría del Bienestar, dependencia encargada de los subsidios y de mantener bien aceitada la maquinaria electoral, que cumplió a cabalidad su objetivo en junio, y que tal vez sea encargada también de las elecciones de jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial.
Por último, Mario Delgado, que como jarrón regalado, de esos que no combinan en las casas, fue enviado a donde no puede hacer más daño a la nación, que es la Secretaría de Educación, como premio de consolación después de la quemada con el tema del huachicoleo fiscal.
Sorpresas empiezan a surgir en el gabinete de la doctora que recibe, un día sí y el otro también, sugerencias del habitante de Palacio Nacional. Haya cosa.