Cultura y Pop: Buscando a Tolstoy
Meses más tarde decidí leer Anna Karenina y, con la lección aprendida, me puse a buscar diferentes traducciones
Por esas extrañas maneras en que la mente trabaja, la muerte de Mario Vargas Llosa me recordó sus comentarios a la traducción que Sergio Pitol hizo de un cuento del escritor ruso Anton Chéjov.
La discusión en torno a traducciones es antigua y aburrida. Vargas Llosa no se metió en el berenjenal; para él, era implícito que leer traducciones es mejor que no leer. Sin embargo, como solía hacer, enriqueció la discusión con reflexiones fascinantes.
En particular, mencionaba que la traducción de Pitol incluía una carcajada que mantenía la vivacidad del escritor ruso. Leí enseguida el cuento traducido por Pitol, y me encantó. Meses más tarde lo leí en otra traducción, y me aburrió. La traducción, más formal y seria, parecía decir, “Aviso: Este cuento fue escrito por un escritor IMPORTANTE.”
Meses más tarde decidí leer Anna Karenina y, con la lección aprendida, me puse a buscar diferentes traducciones.
Por entonces vivía en Salamanca. En un radio de tres cuadras de mi casa había cinco bibliotecas, seis o siete librerías, y varios quioscos de periódicos que también vendían libros. Encontré cinco traducciones.
En todas ellas el célebre comienzo de la novela de Tolstoy era ligeramente diferente.
Una empezaba así: “Todas las familias felices se parecen. Todas las familias infelices, en cambio, son infelices a su manera.” Punto y aparte: “La casa de los Oblonsky era un caos. La esposa había descubierto que su marido mantenía relaciones con una chica francesa, la antigua institutriz de la familia, y le había comunicado a su marido que no podía seguir viviendo en la misma casa que él.”
Otra edición: “Todas las familias felices se parecen unas a otras, cada familia desdichada lo es a su manera.” Punto y aparte: “Reinaba la confusión en casa de los Oblonski. La esposa se había enterado de las relaciones de su marido con la institutriz francesa que tuvo, y le comunicó a aquel que no podían seguir viviendo juntos.”
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Bastante más confuso y trabajoso de leer. Pero como diría Raúl Velasco, aún hay más. La edición que conseguí en un quiosco empezaba así: “Todas las familias felices son felices a su manera; todas las familias infelices se parecen.” Muchas gracias por participar.
Al final, me decidí por una edición que expresaba de esta manera el caos en casa de los Oblonsky por la infidelidad del marido: “Todo estaba manga por hombro en casa de los Oblonsky.”
Fantástico. Desafortunadamente, de esto hace años, y no tuve la precaución de apuntar quién era el traductor. Su versión de Anna Karenina es una de las mejores novelas que he leído en mi vida.