D.W. Griffith vs. Norman Jewison

Opinión
/ 29 enero 2024

El 22 de enero de 1875 nació en La Grange, Kentucky, el por muchos considerado “padre del cine norteamericano”, D.W. Griffith debido a que inauguró, por partida doble, el cine industrial y propagandístico de Hollywood.

Sin embargo, la nota de este primer mes del 2024 no es tanto el aniversario de su natalicio número 149 que se hubiera conmemorado el pasado lunes 22, sino la declaración que bajo el título de “Las Películas 100 Años a partir de ahora” dio Griffith a la revista Collier de mayo de 1924 que luego del contenido racista que promovió a través de su épica “El Nacimiento de una Nación” no sabemos si clasificar como útopico o ingenuo: “Para el año 2024 el más importante logro del cine va a ser el haber eliminado de la faz del mundo civilizado todo conflicto armado. Las películas van a ser el más importante factor para lograrlo. Con el uso del lenguaje universal del cine, el verdadero significado de la hermandad del hombre se habrá establecido a todo lo largo de la tierra ya que todos los hombres fueron creados iguales”.

Irónicamente, el mismo 22 de enero del 2024 en el que se conmemoraba el aniversario del natalicio de Griffith, fue el mismo día en el que nos enteramos que el sábado 20 de enero falleció a los 97 años de edad en Malibú, California, el prolífico cineasta de origen canadiense Norman Jewison, quien a diferencia de Griffith fue más conocido no tanto por su nombre o apellido sino por sus películas, algunas de las mejores de la segunda mitad del siglo XX y las cuales, a diferencia de algunas de las de Griffith (cuya película biográfica “La Rosa de Kentucky”, de 1910, presentaba al Ku Klux Klan como el villano de la historia contrario a “El Nacimiento de la Nación” donde eran los héroes) apelaban más a la “armonía universal” o “hermandad del hombre” que tanto exaltaba el cineasta en sus declaraciones de 1924.

Así, Jewison nos legó dentro del género de la comedia un filme hilarante como “¡Ahí vienen los Rusos!” (1966), que le dio su primera nominación al Oscar como productor al retratar que un conflicto bélico entre rusos y norteamericanos en plena Guerra Fría podía detenerse frente a una situación inesperada que saca a relucir la humanidad de las partes en conflicto y ser tanto productor como director de la ganadora del Oscar a la Mejor Película de 1967, “Al Calor de la Noche”, donde un detective de color (Sidney Poitier), durante su investigación de un asesinato por motivos raciales en una ciudad del sur de EU lleva al policía blanco de la localidad (el primer actor Rod Steiger, en el papel que le dio a ganar el único Oscar al Mejor Actor de su filmografía) a enfrentar al racismo latente a partir de esa encomienda.

Luego de hacer musicales icónicos en los 70 como lo fueron “El Violinista en el Tejado” (1971) y “Jesucristo Superestrella” (1973), Jewison regresó a los crímenes con implicaciones raciales en el clásico “La Historia de un Soldado” (1984), su primera colaboración con el actor afroamericano Denzel Washington, y aunque en el camino hizo ganar Oscares a Cher y Olympia Dukakis como protagonistas de la deliciosa comedia romántica “Hechizo de Luna” (1987), su última gran película, “Huracán” (1999), lo volvió a reunir con Denzel Washington y Rod Steiger como “cereza del pastel” en una gran biopic de la vida real que por considerarse “políticamente incorrecta” en su momento no dio a ganar a Washington el merecido Oscar que le dieron “de consolación” dos años después por “Día de Entrenamiento” (2001).

Celebremos pues la vida y obra de estos dos cineastas tan contrastantes pero tan definitivos para el cine del siglo XX, ya que a final de cuentas a través de sus historias retratan lo mejor y lo peor del género humano y hermanar en todo caso, a través del cine, a una comunidad de espectadores a nivel mundial.

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