Día Mundial del Peatón, ¿por qué pasa inadvertido?

Muy difícilmente alguien a quien se le mencione el nombre de Bridget Driscoll podrá decir la razón por la cual esta londinense de finales del siglo 19 pasó a la historia. Algo similar ocurrirá si se menciona el nombre de Elaine Herzberg, quien era residente de Tempe Arizona, en los Estados Unidos.

Un detalle fatal une la historia de estas dos mujeres: se les recuerda como las víctimas fatales de dos accidentes automovilísticos ocurridos con 121 años de diferencia. En el caso de Driscoll se trató de la primera persona atropellada por un automóvil. Los hechos ocurrieron el 17 de agosto de 1897. Herzberg, en cambio, fue la primera víctima mortal de un vehículo autónomo experimental en el aún cercano marzo de 2018.

En memoria de Bridget Driscoll, la Organización Mundial de la Salud instituyó el Día Mundial del Peatón a conmemorarse cada 17 de agosto. La fecha, en teoría, está destinada a recordarnos un hecho puntual: los peatones constituyen el grupo más vulnerable de quienes circulan por las calles de las ciudades de todo el mundo.

Referir tal hecho no es, desde luego, un fin en sí mismo, sino un mecanismo para poner el énfasis en lo realmente importante: ignorar la vulnerabilidad de los peatones constituye la causa principal de que cientos de miles de personas pierdan la vida y muchos más sufran lesiones incapacitantes cada año.

En nuestro país, de acuerdo con el Informe sobre la situación de la seguridad vial, los peatones, ciclistas y motociclistas acumulan el 70 por ciento de todas las muertes provocadas por accidentes de tránsito. Se trata de una estadística que muestra, sin lugar a dudas, la existencia de un problema que demanda atención urgente.

No pareciera necesario argumentar más para dejar clara la necesidad de que las autoridades de todos los órdenes de gobierno actúen para mejorar la seguridad en las calles, sobre todo porque los accidentes -al menos la mayor parte de ellos- pueden evitarse.

Sin embargo, pese a la relevancia del tema ninguna autoridad -municipal, estatal o federal- anunció actividad o acción alguna para conmemorar en Saltillo la fecha, hacer énfasis en la necesidad de mejorar la seguridad en nuestras calles o al menos manifestar preocupación por el comportamiento de las estadísticas alrededor del fenómeno.

Tampoco es necesario argumentar demasiado para acordar que si algo requiere la capital de Coahuila es justamente el surgimiento de una cultura vial que ponga en el centro a los peatones, pues la regla general es que sean tratados con desprecio y violencia por los automovilistas.

Todos somos peatones en algún momento y eso debería ser suficiente para revertir la conducta que suelen tener quienes conducen vehículos automotores por las calles de nuestra ciudad. Por desgracia estamos muy lejos de esa posibilidad y ello exige la intervención de las autoridades.

El Día Mundial del Peatón debería ser en este sentido una fecha muy relevante y no, como ocurre hoy, una jornada que pasa inadvertida.