¡Dios no ha muerto!... se ha digitalizado

Opinión
/ 24 abril 2025

Las organizaciones religiosas reconocen que el mundo digital no es sólo un medio, sino también un territorio simbólico, donde se disputan narrativas y se construyen comunidades.

Las prácticas de fe trascienden el espacio físico y carnal. El avance de las tecnologías digitales ha modificado la espiritualidad y las prácticas religiosas sin necesidad de espacios físicos. Durante la pandemia de COVID-19, muchas comunidades migraron sus actividades a plataformas digitales (emisión de misas y rezos en vivo, o el crecimiento de aplicaciones móviles religiosas).

Algunas plataformas religiosas digitales hacen uso estratégico de la inteligencia artificial (IA) y el análisis de datos, que permiten ofrecer experiencias espirituales más personalizadas y efectivas, a través del acceso a información como la ubicación, las rutinas y el comportamiento dentro de la app. Además, se crean perfiles de usuario que facilitan la segmentación y adaptación de contenidos. Estas plataformas también integran estrategias de marketing digital y gamificación, como recompensas simbólicas y seguimiento de logros para fortalecer el compromiso de los creyentes.

TE PUEDE INTERESAR: Multiversos y dismorfias de la realidad

La IA comienza, además, a desempeñar un papel activo en la interpretación de textos sagrados mediante bots entrenados teológicamente.

Uno de los casos más conocidos es YouVersion, una aplicación de la Biblia desarrollada por Life.Church que, desde su lanzamiento en 2008, ha superado los 500 millones de descargas. La app comenzó como un lector de textos sagrados y ahora tiene más de mil 500 traducciones, recordatorios personalizados, versículos adaptados al estado de ánimo del usuario y funciones para compartir contenido en redes sociales.

En el ámbito católico, Hallow ha captado la atención de jóvenes adultos, al combinar oraciones tradicionales con meditación, música espiritual y guías lideradas por figuras religiosas, alcanzando también millones de descargas. Otro caso es Muslim Pro, que se ha convertido en un referente del islam, al ofrecer el texto del Corán con recitación, traducciones, recordatorios de oración, calendario del Ramadán y brújula para la Qibla, todo mediante notificaciones geolocalizadas y análisis de comportamiento del usuario.

Por otro lado, en redes sociodigitales se puede seguir a líderes espirituales alternativos, realizar meditaciones guiadas, consultar el horóscopo o incluso participar en celebraciones litúrgicas en tiempo real. Este fenómeno, según Manuel Castells (2009), se inscribe en la lógica de las redes digitales que desestructuran instituciones jerárquicas y dan paso a formas descentralizadas de producción cultural, incluidas las religiosas. No obstante, tal como advierte Sherry Turkle (2011), la mediación tecnológica transforma la relación con uno mismo, con los otros y con lo trascendente. Existen fenómenos virales y globales en este ámbito como:

1) “He Gets Us” (2023 y 2024): una serie de anuncios sobre la figura de Jesús, que se volvieron virales durante el Super Bowl, pusieron en debate la relación entre marketing religioso, religión organizada y discurso ideológico y preferente en medios masivos.

2) TikTok y el auge del “witchtok” como espiritualidad alternativa: prácticas espirituales no tradicionales como la astrología, el tarot, la brujería contemporánea (witchcraft) y el uso de cristales energéticos, bajo el hashtag #WitchTok, que acumula más de 40 mil millones de vistas. Se presentan como herramientas de empoderamiento personal.

3) El caso “NXIVM”: una secta disfrazada de coaching que puso de relieve cómo las sectas pueden usar lenguajes de desarrollo personal, marketing digital y espiritualidad para reclutar adeptos.

4) “Pastor influencers” y megaiglesias digitales: muestra la convergencia entre religión, celebridad digital y lógica de mercado.

5) El movimiento “New Age” digital y gurús del bienestar o “despertar espiritual”: mediante cursos en línea, sin afiliación religiosa, y muy conectada con el consumo de contenidos breves y emocionalmente impactantes.

6) Virales religiosos en YouTube y TikTok: milagros, posesiones y conversiones que invitan a reflexionar sobre la “espectacularización” de lo sagrado en la era digital.

Por lo tanto, surgen retos significativos que los usuarios deben considerar con atención, pues tal como señala el Pew Research Center (2021), estas apps han captado la atención de menores de edad y ha dado lugar a un espacio donde líderes religiosos, gurús e influencers ofrecen prácticas sin una validación clara de su contenido. Esta falta de regulación abre la puerta a la desinformación, el sincretismo descontextualizado y, en algunos casos, a formas de manipulación emocional o económica mediante la recopilación de datos sensibles sobre creencias, hábitos y emociones.

TE PUEDE INTERESAR: Se pospone visita de la reliquia de Carlo Acutis a Saltillo; esperarán nueva fecha de canonización

Un ejemplo alarmante fue revelado por The Guardian (2020), al mostrar que la app Muslim Pro compartía datos de localización con contratistas militares. Estos fenómenos reflejan lo que Zygmunt Bauman (2000) describe como la “modernidad líquida”, donde los vínculos se vuelven efímeros y fácilmente reemplazables. En este contexto, la espiritualidad digital corre el riesgo de reducirse a un producto más del mercado de la atención: rápida, personalizada y descartable, muchas veces más guiada por estrategias de marketing que por una búsqueda auténtica de lo trascendente.

Lo cierto es que las organizaciones religiosas reconocen que el mundo digital no es sólo un medio, sino también un territorio simbólico, donde se disputan narrativas y se construyen comunidades. Nuevos espacios donde convergen lo sagrado y lo tecnológico, sin duda. ¡Dios no ha muerto!... se ha tecnologizado.

Facebook: /dialogosdigitalesUAdeC

nahayeli.gomez@gmail.com

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM