Disuasión: el caso de Taiwán y la visita de Pelosi

Opinión
/ 30 julio 2022
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El tema de la disuasión está de regreso. En un evento de la Carnegie Endowment for International Peace, el general retirado Charles Hooper explica que el preludio al conflicto en Ucrania fue: “el fracaso total del envío de señales de disuasión estratégica y el fracaso en la lectura de las señales disuasivas, tanto por parte de Rusia como de EU”. Unas notas al respecto:

1. La teoría de la disuasión nos dice esencialmente que mientras más fuertes somos, y más capaces somos de exhibir esa fuerza, otros actores optan por no actuar en nuestra contra. Para ello, además de contar con esa fuerza, debemos comunicar —eficazmente— que tenemos la determinación de utilizarla y que estamos dispuestos a pagar el costo que ello conlleve.

2. El caso de Taiwán. Para Beijing, Taiwán es una provincia en rebelión y forma parte del territorio integral de China. Por tanto, cuando Washington pone en cuestión su propia política de “Una sola China” eso se percibe en China como una afrenta directa. Beijing lo ha hecho notar desde hace tiempo. Esto precede mucho a la intervención rusa en Ucrania. No obstante, dicha intervención tiene repercusiones para ese caso.

3. Ucrania vista por China y Taiwán. Tanto Beijing como Taipéi se encuentran estudiando de cerca la invasión rusa en Ucrania. Notablemente, China está mirando cuidadosamente la disposición (o indisposición) de EU a emplear la fuerza.

4. Las fallas en el envío de señales. A pesar de las enormes diferencias entre Taiwán y Ucrania, el tema está siendo analizado con algunas similitudes. La interpretación de Hooper es que ambos, Rusia y EU, fallaron en enviarse (y en leer) las señales adecuadas. Más aún, según algunos análisis, la OTAN debió enviar el mensaje de que, dado el caso, estaría dispuesta a intervenir directamente en el conflicto, y debió desplegar tropas previamente a la invasión rusa. No se hizo por el temor a que Putin reaccionara con más fuerza que la que ya estaba proyectando. Pero al final, nos dice esta visión, igual acabó empleando esa fuerza.

5. Taiwán y el envío de señales disuasivas. Un ejercicio de simulación conducido por el Centro para una Nueva Seguridad Americana reveló que, si Washington buscase defender a Taiwán en caso de una invasión china, el conflicto podría rápidamente tornarse nuclear. Por tanto, recomiendan, esa invasión debe evitarse a toda costa mucho antes de que ocurra, e indican que la única forma de lograrlo es un mucho mayor despliegue de fuerza por parte de EU en Asia.

6. ¿Nancy Pelosi como detonante o como factor disuasivo? Para algunos, la visita programada de Pelosi a Taiwán podría ser el detonante de una cadena de eventos que podrían escalar hasta un conflicto militar (no ahora mismo, pero pronto). Pero para otros este tipo de señales es justamente el que se debe enviar a Beijing si se desea evitar el conflicto, pues exhiben la determinación de Washington para respaldar y defender Taiwán.

7. La alternativa. A pesar de comprender la fortaleza de esos argumentos, pareciera que se deja todo a un muy delgado hilo y se asume que los actores que toman las decisiones son siempre racionales. Disciplinas como la economía del comportamiento nos han enseñado lo débil de esa suposición. Sería quizás más válido retornar a otros esquemas para garantizar la seguridad internacional. Queda claro que las instituciones y arreglos internacionales han fallado, pero probablemente el camino está más en reparar o reconstruir esos arreglos institucionales, en producir incentivos para el acuerdo y la estabilidad y consecuencias eficaces por violarlos, y menos en tener que confiar el futuro del planeta a las decisiones de unos cuantos seres humanos, mucho más vulnerables de lo que pensamos.

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