¿Dónde está Xóchitl? Tres actos (1)

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PRÓLOGO: EL DILEMA
Una nación llamada México está presa en un dilema, con el sello de una serpiente devorada por un águila sobre un nopal.
¿Regresar a un neoliberalismo que profundiza las desigualdades estructurales, niega un futuro a las grandes mayorías y castra nuestra incipiente democracia? O ¿alumbrar el futuro bajo la antorcha de un neopopulismo autoritario que aviva la polarización de esas desigualdades y simula oportunidades para esas mayorías empobrecidas con el objeto de substituir nuestra imberbe democracia por un régimen dictatorial?
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PRIMER ACTO: A MÉXICO SE LO CARGÓ PATAS DE CABRA
Hasta antes de la aparición de Xóchitl Gálvez, autodestinada para contender por la Jefatura de Gobierno de la CDMX, la esperanza opositora a la 4T era impensable.
Ninguno de los candidatos del PAN, PRD o PRI a la Presidencia mostró tener −no experiencia o conocimiento para ser considerados− el carisma y el carácter para conectar con la esperanza colectiva e ir más allá del dilema antes expuesto.
Entre todos, sumaban el carisma y el carácter de un bacalao polar del Ártico con el sello neoliberal tatuado en su frente. Ninguno tenía la capacidad de imaginar el otro México posible y entusiasmar con esa bandera a las grandes mayorías de votantes desencantados o desalineados a la 4T.
En ese momento, AMLO controlaba la narrativa pública −en medios de comunicación y en redes sociales− para asegurar un triunfo morenista inevitable en 2024.
Esta evidencia le concedía razón: 21 estados con gobernadores morenistas. Dos más con gobernadores del PVEM y del PES, sus aliados estratégicos. Casi 20 mil Servidores de la Nación −u operadores territoriales− que trabajan de manera paralela a las estructuras partidistas de Morena en el país. Medio billón de pesos −promedio anual− destinado a programas sociales. Un sólido aparato propagandístico incrustado a la maquinaria de Estado y una aprobación del 60 por ciento promedio al trabajo de AMLO.
Toda esa maquinaria de Estado contra una oposición partidista fracturada y débil, sin narrativa propia, más allá de su retórica anti 4T; una identidad política debilitada y una militancia mermada durante los últimos 5 años. Nueve gobernadores opositores. Dos de ellos, del MC, más cercanos a Morena. Y organizaciones de la sociedad civil, lastimadas por AMLO, desarticuladas de los partidos de oposición.
Dado este escenario, difícil era no imaginar que el payaso (una combinación terrorífica de IT y Brincos Dieras) no cargaría con México a un destino desconocido.
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SEGUNDO ACTO: LA ESPERANZA TIENE POR NOMBRE XÓCHITL
De repente, llegó Xóchitl a un territorio poblado −mayormente− por clases medias y altas; pleno de terror y desierto de esperanza, para alumbrar el futuro de su esperanza colectiva. De golpe, Xóchitl, con su carisma, carácter e historia de vida abrazó el desamparo de millones de mexicanos para iluminar la promesa de ese otro México posible.
En un primer momento, su inteligencia política y su capacidad para responder de bote pronto los ataques de AMLO fortalecieron su candidatura. En el segundo, sin embargo, AMLO rediseñó su estrategia y utilizó el aparato de Estado para nulificar a Gálvez: brotaron entonces las acusaciones por corrupción, conflicto de intereses y plagio de su tesis.
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Ninguna probada a cabalidad, porque la intención de AMLO era sembrar la duda respecto al carácter de Xóchitl.
Bajo ese entorno, Gálvez con su imagen pública golpeada, asumió la candidatura del Frente Amplio por México tras derrotar a Beatriz Paredes el pasado 3 de septiembre.
La esperanza colectiva de esas clases medias y altas, sin embargo, mantenía −con sus dedos anudados en forma de “X”− su espíritu abrazado a Gálvez.
Tercer acto: ¿Dónde está Xóchitl?
(Continuará)
Nota: El autor es director general del ICAI. Sus puntos de vista no representan los de la institución