Dos estados, un destino
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No existe recuento de caudillos liberales en la historia de México en donde se omita el nombre de Santiago Vidaurri. Gran modernizador de Monterrey, como gobernador estaba convencido de emprender un desarrollo regional. Esto lo llevó, en 1856, a decretar la expansión del territorio nuevoleonés a costa de la oposición de sus vecinos, y creó una nueva entidad conocida con el original nombre de Nuevo León y Coahuila.
Aunque le duró poco el gusto ante la oposición de legisladores de su propio congreso y de las familias más poderosas de Saltillo, muy contento estaría ahora Vidaurri al ver como una realidad que tanto Coahuila como Nuevo León están unidos en un mismo destino: el desarrollo de México.
Es increíble que en una extensión no mayor a 150 kilómetros, en donde se encuentran municipios que van desde Saltillo, Coahuila, hasta Pesquería, Nuevo León, se encuentren tantos parques industriales y tantas fábricas de la industria automotriz, de vehículos de carga y transporte, de maquinaria agrícola y de maquinaria pesada. En esta extensión territorial se encuentran Chrysler, Freightliner, General Motors, Kia-Hyundai, Navistar, Caterpillar, John Deere, decenas de empresas trasnacionales de autopartes, y próximamente la “gigaplanta” de Tesla.
Esto sin contar a un largo etcétera de productos fabricados entre Coahuila y Nuevo León como electrodomésticos, aparatos electrónicos, muebles, cervezas, refrescos, vinos, una gran producción agrícola y ganadera, de alimentos procesados, de productos lácteos, de acero, de aluminio, de vidrio, plásticos, juguetes, pinturas, cemento y gasolina, entre muchos otros más.
Con una inversión estimada de 5 mil millones de dólares y 35 mil empleos directos e indirectos, Elon Musk se decidió por Santa Catarina para instalar Tesla por muchos factores. De los más importantes fue por la vocación automotriz de la región; por la cercanía con Estados Unidos; por sus aeropuertos; por la mano de obra calificada; pero sobre todo por los servicios que tanto Monterrey como Saltillo ofrecen a quienes aquí vivimos.
Pese a la necia oposición del presidente López y de su corte de lacayos, quienes argumentaban que era mejor construir la fábrica de Tesla a un lado del aeropuerto Felipe Ángeles o en el sureste del país donde abunda el agua, Elon Musk fue el primero que hizo entrar en razón a AMLO en lo que va del sexenio y de toda su carrera política. Ni siquiera Carlos Slim lo convenció de no cancelar el aeropuerto de Texcoco.
Pero pasado el júbilo por el anuncio de la instalación de la “gigafábrica” a sólo 50 kilómetros de Ramos Arizpe, con la lluvia de beneficios económicos que esto traerá a la zona, muy preocupados deben estar los gobernadores de Coahuila y Nuevo León, así como los alcaldes de los principales municipios que se verán beneficiados por el anuncio.
Entre las obras que resultan ya urgentes en la Región Sureste de Coahuila, está la ampliación a cuatro carriles de la carretera a Derramadero; la adecuación en cuanto a seguridad del tramo “Los Chorros” en la carretera 57; recarpeteo e instalación de más casetas de cobro en el libramiento de Saltillo; un nuevo anillo periférico que agilice el tráfico en la capital sarapera; agilizar la salida a Nuevo León, pues hay horas del día que se hacen más de 40 minutos entre el norte de Saltillo y el parque industrial Santa María, en Ramos Arizpe. Por otro lado, es importante tratar toda el agua consumida en Saltillo y obligar a que la compren todas las empresas que se instalen en la región.
Entre las capitales de Coahuila y Nuevo León, con sus respectivas áreas metropolitanas, hay cerca de 8 millones de habitantes. Ante la lluvia de inversiones que se prevé, cada vez será más difícil encontrar a trabajadores para ciertos puestos, principalmente en empresas de servicios como transporte de personal y de carga, de limpieza, de seguridad privada, de construcción y mantenimiento. Es por ello que no hace falta ser adivinos para prever una gran migración hacia la Región Sureste de Coahuila.
Más viviendas, más escuelas, más comercios serán la constante para los próximos años. Ante esta realidad que se avecina, nuestras autoridades deberán dotar más servicios y mucha más infraestructura. Sólo así y con una gran planeación, inversiones como la de Tesla y de todos sus proveedores lejos de ser una preocupación, significarán una oportunidad más para que Saltillo siga siendo una de las mejores ciudades para vivir en México.
aquientrenosvanguardia@gmail.com
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