Educar en derechos humanos: ¿qué significa?

Opinión
/ 7 enero 2024

La educación sistemática en y con enfoque en derechos humanos es un imperativo para toda sociedad que pretenda ser democrática, pero ¿qué significa?

La educación en derechos humanos tiene como objetivo principal el estudio del contenido esencial de los derechos humanos, el análisis de su situación actual y de las causas fundamentales de su vulneración, tales como las desigualdades, las prácticas discriminatorias y las relaciones de poder injustas. No obstante, un aspecto igual de relevante que su contenido y que abona aún más a la comprensión de su significado es la forma en la que se lleva a la práctica.

TE PUEDE INTERESAR: Eliminación de la Violencia contra la Mujer, ¿hemos avanzado?

Al respecto, cabe destacar que las notas esenciales de un proceso educativo con enfoque en derechos humanos son la consideración de los estudiantes como titulares de derechos, la promoción del fortalecimiento de sus capacidades como agentes de cambio, la adopción de una visión holística, y su enfoque tanto en los procesos como en los resultados.

Sumado a esto, la docencia de los derechos humanos debe de desarrollarse de una manera acorde a su esencia. Es decir, debe tener como centro la humanidad de todas las personas involucradas en el proceso de enseñanza- aprendizaje, así como promover e incentivar la sensibilidad hacia el ser y estar del otro. Por ende, implica enseñar a los estudiantes a ser empáticos, y la mejor manera de hacerlo es mediante el ejemplo.

Por tanto, conlleva la compleja tarea de generar las condiciones necesarias para que las personas a quienes se enseña puedan conjugar los puntos más notables de su propio ser y estar y el de quienes les rodean, con una idea objetiva a fin de propiciar una comprensión profunda de lo que se les pretende enseñar.

En síntesis, educar en derechos humanos es una cuestión de optimismo y de fe en la humanidad, pues es creer en la perfectibilidad humana, en la capacidad innata de aprender, en que hay cosas, como técnicas, valores, o hechos que pueden y merecen conocerse, y en que “las personas podemos mejorarnos unas a otras por medio del conocimiento” (Fernando Savater, 2008: 20).

Pues al final, un buen maestro de derechos humanos dotará siempre a sus alumnos de las herramientas necesarias para que a través del conocimiento emprendan la búsqueda de su propia libertad y bienestar, pero también para que sean más humanos y menos indiferentes con las problemáticas que enfrentan otras personas.

TE PUEDE INTERESAR: Discriminar, tan fácil como parpadear...

Es precisamente esta vocación y optimismo por la docencia en derechos humanos los que guían a la Academia Interamericana de Derechos Humanos (AIDH), en la búsqueda de la formación de juristas que no sean meros aplicadores del derecho, sino que se encuentren en posibilidades de ser verdaderos agentes de cambio social que terminen por beneficiar a su comunidad.

Es conveniente tener esta idea presente, pues en los próximos días se dará inició a un nuevo ciclo escolar y sin duda un propósito permanente del claustro de profesores de la AIDH es ser mejores maestros de lo que fuimos ayer.

*La autora es investigadora del Centro de Estudios Constitucionales Comparados de la Academia Interamericana de Derechos Humanos

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM