El ángel inútil
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Hace tiempo escuché una frase lapidaria:
-Es más pendejo que el ángel de la guarda de los Kennedy.
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Relacioné la frase con unos versos humorísticos compuestos por don Rosendo Ocañas, destacado escritor de Monterrey a quien la gente conocía como “El Vate”. Escribía allá por los años cincuenta del pasado siglo en los diarios regiomontanos, y hacía también guiones para radio. Gran versificador, era columnista de “El Sol”, un estupendo periódico vespertino que salía en las tardes. Decir “periódico vespertino que salía en las tardes” no es decir necedad o perogrullada, pues ahora los periódicos vespertinos empiezan a circular a las 10 de la mañana.
En “El Sol” de Monterrey publicaba don Rosendo una columna diaria, en verso, que se llamaba “Musa popular”. A esa sección pertenecen los versos de humor que arriba dije, y que se llaman...
EL ÁNGEL DE LA GUARDA
Se murió don Juan Helguera,
y ya de este mundo ausente
vio que una sombra silente
lo seguía a dondequiera.
Don Juan, sagaz cual pantera,
con ansiedad que no tarda,
esperó a la sombra parda.
“¿Quién eres?” −le preguntó.
Y la sombra respondió:
“Soy tu ángel de la guarda.
*
Cuando eras niño pequeño
y te dio aquel sarampión,
yo me hallaba en un rincón
velando tu inquieto sueño.
Cuando eras joven risueño,
y guiabas auto veloz,
yo, por órdenes de Dios,
tu trayectoria seguía,
evitando la avería
y eludiendo el choque atroz.
*
Cuando saltaste una barda
montando brioso corcel,
yo evité el desastre aquel
a tu figura gallarda.
Soy tu ángel de la guarda,
y siempre estuve a tu lado.
Te he seguido, te he cuidado,
te salvé de mil percances,
y me extraña que hoy te canses
y me estés mostrando enfado”.
*
Don Juan, que había guardado
una apariencia de fe,
dando al suelo un puntapié
le preguntó sin más trabas:
“¡¿Y dónde diablos estabas
el día que me casé?!”.