El árbitro y el juego electoral

Opinión
/ 12 mayo 2024

En el juego de las sillas, porque ahora son muchas las que se ofertan –más de veinte mil– hay muchas prácticas que el Instituto encargado de ser el árbitro de las elecciones debería revisar y zanjar.

Sin mayor problema con la operación de las elecciones por parte del INE, es simplemente impresionante si lo ve con detenimiento, la estructura y la maquinaria que entra en acción a la hora de las elecciones, por supuesto mucho tiene que ver una buena parte de la ciudadanía que de forma generosa asumen el papel que les corresponde. Si con la politización de este y con la esencia de éste fue el motivo de su aparición en 1990.

Aquello de que el INE no se toca fue un tema situacional con un alto grado de politización –vea en dónde están sus anteriores dirigentes– y los reclamos que ahora le hacen los que en ese tiempo lo defendían. Lo cierto es que las instituciones o se acomodan a los tiempos o se convierten en entes cómplices de injusticias, donde la opacidad complica su motivo de existir. El árbitro debe ser discreto y sobre todo justo. Con lo visto en esta campaña electoral que aun no termina, en el futuro inmediato hay muchas variables que debieran revisarse. A continuación, le comparto algunos ejemplos.

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Uno. Los tiempos electorales, que siguen siendo demasiado largos; perdón, pero quienes seguimos de cerca el protagonismo de las candidatas y el candidato, en un noventa por ciento escuchamos las mismas letanías, discursos, chistes, insultos, descalificaciones, incoherencias y despropósitos, los tres meses. Muy rápido se les cansa el caballo. En algunas o algunos, demasiado ruido y pocas nueces. Las pocas nueces tienen que ver con las pocas y pobres propuestas. Basta con que revise los contenidos del primer y segundo debate y sabrá de qué hablarán en el tercero. Lo otro es que las preferencias electorales siguen sin moverse y las formas y el comportamiento de él y las candidatas en campaña, se han vuelto una chunga de ocurrencias y dislates.

La promoción del voto reflexionado e informado para el ciudadano debe de ser un tema que el mismo INE promueva en las instituciones y organizaciones a través de talleres y educación cívica, para evitarnos este lamentable calvario de 90 días oyendo lo mismo y con el consabido desfile publicitario en radio y televisión. Reclaman el ya basta de la polarización social y los cortes publicitarios son el mejor ejemplo de esto. Los más felices son los medios de comunicación social.

Dos, los topes de campaña. Para la elección 2024, se aprobó el presupuesto más grande de la historia de las elecciones en el país, aproximadamente 10 mil 444 millones de pesos y se ha pedido que los gastos de campaña para quienes contiendan por la Presidencia de la República ronden los 661 millones de pesos, como tope, ¿Imagine usted solo los gastos por publicidad?

Sigue siendo un mundo de dinero. Por lo que ve y escucha en televisión, radio y redes ¿Cree que las candidatas y el candidato gastan esas cantidades? Sin lugar a dudas, los partidos se siguen sirviendo con la cuchara grande. Se habla de que vivimos en uno de los países más desiguales del mundo y que la mitad de la población vive en pobreza extrema ¿entonces?

Tres: la conservación de los registros. Partidos por demás descafeinados que ven en las alianzas tablas de salvación para conservar el registro ¿De eso trataba la Reforma de 1977? Se suponía que ante la negativa de representatividad partidista en virtud de la candidatura presidencial se dieron las facilidades para que diferentes partidos, de diferentes ideologías, posturas morales y hasta dogmáticas tuviesen participación en el escenario de lo público.

Llegamos a las diagonales del cinismo con estas absurdas y convenencieras alianzas que infravaloran la inteligencia de los ciudadanos ¿PRI-PAN-PRD juntos? Surrealismo político ¿De eso se trataba la Reforma del 77 y las posteriores? Quedamos en las mismas, pero moralmente exhibidos. No es la democracia, no es el bien del país, es el negocio de unos cuantos. Eso está más que claro. Se entiende el tema de las alianzas, pero no la perversidad de éstas, solo para aclarar el concepto perversidad significa cambiar el rumbo original de las cosas.

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Finalmente, los programas sociales con fines electorales. Volvemos a la diatriba aristotélica, donde por ser el gobierno del pueblo, y el pueblo –para el Estagirita– son los pobres; la democracia se convierte en el mal gobierno de muchos. Sin embargo, en países como el nuestro, la democracia se pervierte por los altos niveles de pobreza. El Informe Anual sobre la situación de Pobreza y Rezago Social 2024, afirma que en el país hay 46.8 millones de personas en pobreza; el problema es que todos los candidatos sin excepción utilizan a amplios sectores de nuestra sociedad mexicana como capital político y seguimos en la misma dinámica, se lucra con la pobreza.

Lo hace el Frente, la Alianza y el MC y nos referimos al aprovechamiento de recursos públicos destinados a programas sociales para obtener beneficios políticos o electorales, qué sin lugar a duda, se dan como práctica cotidiana, entonces para que la Ley General en Materia de Delitos Electorales ¿sabía usted que son doce años de cárcel? ¿Queremos una democracia libre de opacidad? Lo pertinente sería que se aplicaran las leyes, porque el uso indebido de programas sociales con fines electorales, no solo son una práctica ilegal, son un retroceso para la democracia. Sin temor a equivocarnos, en lo futuro de las elecciones en México, el árbitro tiene mucho trabajo por hacer con respecto a las reglas del juego. Así las cosas.

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