EL CONDE ROSTOV
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Inaugurado en 1905 en Moscú, a unos pasos del Kremlin y del Teatro Bolshoi, el hotel Metropol fue testigo de los últimos años del zarismo, donde Rasputín llevó a cabo algunas fiestas. De gran lujo y esplendor en la actualidad, es el escenario que escogió Amor Towlens para escribir “A Gentleman in Moscow”, una fascinante novela de ficción, que incorpora pasajes de la vida real de la Rusia en los años posteriores a la Revolución bolchevique.
La trama inicia en 1922, cuando el personaje central, el conde Alexander Rostov, abandona su exilio en París para ir al rescate de su abuela atrapada en el torbellino revolucionario, instalándose en una esplendorosa suite del Metropol. El trayecto lo hace con tres mudas de ropa, cepillo de dientes, un ejemplar de Ana Karenina y una botella de Chateauneuf-du-pape, un vino tinto del sureste de Francia, cuyo precio actual es de alrededor de mil 800 pesos. Ya en Moscú, es citado a comparecer ante un tribunal del pueblo, recibiendo como condena el arresto domiciliario en dicho hotel por el resto de su vida, advertido que de poner un pie en la calle sería sumariamente ejecutado.
Luego de la sentencia, debe abandonar la suite para instalarse en una buhardilla de dimensiones reducidas. Como cuenta con dinero suficiente, puede sobrellevar sin penurias su condena. Su día comienza con algo de ejercicio, para desayunar luego café recién preparado, bisquets y fruta. Poco después se instala en los amplios sillones del lobby para leer los periódicos, al mediodía come en el restaurante principal del hotel, y por la noche antes de cenar, acude al bar a disfrutar de un aperitivo. Una vez por semana, visita la barbería.
Un modelo de elegancia y buen gusto, el Conde, poseedor de una sólida cultura y educación pasa su cautiverio con dignidad, releyendo a Montaigne. El desarrollo de la novela no es ajeno al devenir de lo que sucede en el país. Un día conoce a un militar de alto rango, quien lo invita a cenar el tercer jueves de cada mes, para que el conde lo instruya sobre la cultura occidental.
En otra ocasión se reencuentra con Misha, un amigo de la universidad, quien con entusiasmo se incorporó al nuevo gobierno en el área cultural, teniendo a su cargo preparar una antología sobre Chéjov, surgiendo aquí un problema, cuando su jefe censura una carta del gran escritor, en la que éste señalaba que el mejor pan que había comido era el de Alemania. Al protestar por tal decisión, Misha es corrido de su trabajo, entrando en una espiral depresiva que lo convierte en un paria en su país.
Con el tiempo, el conde llega a ser el jefe de meseros del restaurante, y debe organizar la cena a la que asistirían los miembros del Comité Central del Partido Comunista; 46 personas en total, con seis de ellos ocupando los lugares de honor; uno de ellos era Kruschev. Esto fue posterior a la muerte de Stalin. Un detalle importante: el único que conocía de antemano el acomodo de los comensales fue Nikita, que después llegó a ser el líder de la URSS.
El conde se hace amigo de Nina, una inquieta niña de nueve años, que pasó una temporada en el Metropol con sus padres, con la que recorre todos los lugares del hotel. Pasa el tiempo, y ya convertida en una joven mujer, Nina se incorpora a las brigadas de la juventud comunista—el Komsomol--, y se casa, o tiene su pareja, procreando a Sofía.
Años después, Nina regresa al Metropol para pedir un delicado favor al conde: hacerse cargo de la custodia de su hija de seis años, mientras ella va en busca de su compañero, que ha sido detenido en algún lugar de Rusia. Por ese tiempo la sequía y las políticas implementadas provocan una gran hambruna, causando la muerte de millones de campesinos. Ante la fuerte escasez, aparecen largas filas de gente en las tiendas.
La madre nunca regresó por su hija, y ahora Sofía es una hermosa joven educada por el conde, a quien le dice papá, teniendo entre sus atributos el ser una extraordinaria pianista, lo que hace posible integrarse a una delegación cultural para dar un concierto en París, donde se lleva la ovación de la noche por su magistral interpretación del concierto número dos de Rachmaninov.
Previamente aleccionada por el conde, deserta y con un mapa llega a la embajada norteamericana, donde Sofía solicita asilo, mientras que Rostov huye a Finlandia, de donde retorna luego a la finca de su familia, para encontrarse con Ana, una actriz ya retirada que fue su amiga y amante ocasional. Se trata de un libro maravilloso,
Artículo dedicado
a mi hija Amanda Sofía.