El contrapunctum de Dimitri

Opinión
/ 8 agosto 2025

Muy a propósito del cincuentenario (la RAE explica que este vocablo- adjetivo desusado- significa la “fecha en que se cumplen 50 años de algún suceso”, y yo no soy quién para desmentirlo. Por eso lo menciono con propiedad y oportunidad, aunque ya a nadie le dé el sano prurito por usarlo, además de que me suena al latín, esa enigmática como bellísima lengua que serpea por nuestro vilipendiado y despreciado idioma. Ofrezco al lector mis disculpas por esta tempranísima digresión), luctuoso del compositor ruso Dimitri Shostakovich (1906-1975), hace algunos meses que empecé a ver y escuchar en YouTube a la pianista rusa Yulianna Avdeeva (1985).

La vi tocar y explicar uno a uno los 24 Preludios y Fugas para piano, Op. 87, uno de los ciclos más celebrados e interpretados del compositor soviético; el ciclo lo compuso entre octubre de 1950 y marzo de 1951. Avdeeva, justo es mencionarlo, es la ganadora del primer lugar en el prestigiado y legendario Concurso Internacional de Piano “Frédéric Chopin”, galardón que conquistó en 2010, en el marco de su XVI edición. La última mujer en ganar este concurso fue la argentina Martha Argerich, en 1965, antes ya lo habían obtenido otras pianistas: Bella Davídovich, que compartió con Halina Czerny-Stefanska, en 1949.

Avdeeva anunció su proyecto a principios de este año en sus plataformas bajo la etiqueta (hashtag) #AvdeevaShostakovichProject. Huelga decir que las explicaciones prodigadas por la pianista rusa en videos que oscilan entre los 7 y 12 minutos, son un portento de virtuosismo pianístico aunado a la explicación y análisis claro de los preludios y fugas de Shostakovich. En la mayoría de ellos la estructura, contrapunto y figuraciones imitan la morfología y recursos estilísticos del barroco musical.

Bach campea en los preludios y fugas de Shostakovich en este plano, sin embargo, la armonía contemporánea del soviético deja su impronta en múltiples pasajes: segundas menores descendentes, acordes de 9na aumentados, pasajes con progresiones de fuerte sabor jazzístico, etcétera.

En las 24 fugas persisten los componentes de una típica fuga barroca: sujeto, contrasujeto, la respuesta en los anteriores, episodios, stretto y coda. La fuga, estructura que alcanzó su clímax con Bach, no sufrió cambios en los periodos posteriores al barroco, ni surgió algún compositor espontáneo queriendo modificar la estructura contrapuntística de la fuga. Shostakovich, a mediados del siglo pasado, no se atrevió a ello, sino que abrazó la belleza y perfección de la fuga creando un nuevo ciclo de Preludios y Fugas, emulando a compositores posteriores a Bach: Chopin, Debussy, Rachmaninov, Blumenfeld, Scriabin, Castelnuovo-Tedesco, etcétera. Esa repentina inspiración nació en 1950, después de que Dimitri escuchara a la pianista rusa, Tatiana Nikolaieva (1924-1993), interpretar un preludio y fuga de Bach en el Concurso Bach, en Leipzig, y en el que Dimitri fue jurado. Nikolaieva ganó el concurso.

Quiero suponer que Dimitri quedó fascinado con la interpretación de Tatiana, de manera que, al regresar a Moscú, Shostakovich se dio a la tarea de componer en tiempo récord el ciclo de 24 preludios y fugas. Cada vez que componía un par le hablaba a Tatiana para que acudiera a su casa y lo escuchara interpretar la nueva composición. Al término de ese ejercicio creativo, Shostakovich publicó el ciclo dedicándoselo a la pianista. Tatiana dijo de estas piezas que “pueden y deben compararse con el ciclo completo compuesto por Bach. La amplitud de imágenes y caracterizaciones es enorme: de la tragedia al humor, de lo alegre a lo grotesco”.

CODA

“Quiero decir algo sobre las fugas. Es una declaración de reverencia. No hay fuga fea. ¿Cómo una mera forma, casi un procedimiento, puede ser tan deleitoso? Geométrica, cristalina; un cristal trazado no en el espacio sino en el tiempo, pero cristal emocionante. Claridad apasionada, sencilla, simple e inexplicable. La fuga es una probadita terrenal del habla inmaterial de los ángeles. Así debe ser, sin duda, como eso”. Hugo Hiriart (El juego del arte. Marginales Tusquets, 2015).

Músico, escritor, catedrático, gestor cultural y fotógrafo. Autor de Fabulaciones del sonido (Celosía, UAdeC. 2017). Es licenciado en Letras Españolas (UAdeC, 1995) y maestro en Música (Rice University, 2006). Su vasto repertorio como instrumentista de clavecín, órgano y piano abarca todos los géneros musicales escritos para estos instrumentos; se ha presentado como concertista en numerosos auditorios de México y el extranjero. Catedrático de tiempo completo en la UAdeC desde hace 30 años, donde se ha desempeñado como director de la Escuela Superior de Música, Coordinador general de la Coordinación de Difusión y Patrimonio Cultural y, actualmente, es el director del Recinto del Patrimonio Cultural Universitario. En 2017 inició el proyecto personal “Arte de la Fuga”, en el que se propone interpretar en vivo y en diversos auditorios la obra integral de Bach para el clavecín y el órgano.

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