El desafío en el tema migratorio
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Datos del Instituto Nacional de Migración (INM) entregados vía transparencia en el primer cuatrimestre de este 2022, revelan que en Coahuila un total de 33 mil 732 migrantes han sido presentados ante la autoridad migratoria por encontrarse en condición irregular en
el País.
La cifra refleja la misma tendencia de 2021, cuando se presentaron en todo el año 137 mil 242 migrantes. Pero es más de la mitad de lo que se tiene registrado en 2020 y 2019.
Migrantes presentados es un eufemismo para no decir que fueron detenidos o asegurados en diversos puntos de la entidad.
Durante el primer cuatrimestre las noticias de migrantes encontrados principalmente en las carreteras de la entidad han sido constantes. Hay muchos casos de migrantes hallados en cajas de camiones, rescatados de tráileres abandonados o encontrados en camiones de pasajeros.
Primero fue en municipios como Saltillo, Ramos Arizpe, Monclova o Frontera. En abril hubo casos en San Pedro. Y en la semana que concluye se presentaron casos en Torreón.
A la par de estas noticias, las políticas restrictivas se han endurecido, más porque las autoridades locales se han visto presionadas por el Gobierno estadounidense, particularmente el texano y sus amenazas a bloqueos u obstáculos en el tráfico comercial.
Hay que tener claro una cosa: por más que aumente el número de detenciones, el proceso migratorio va a continuar. No se detendrá. Ante este escenario, ¿cuáles deberían ser los desafíos del estado y de la sociedad?
Las autoridades estatales han sido claras en implementar una estrategia de operativos y filtros en carreteras para evitar el flujo migratorio. En otras palabras, el estado le hace la chamba a la federación, pues es un rol que no le toca jugar. Las cifras ahí están: según la Secretaría de Seguridad Pública de Coahuila, en este año han realizado el “rescate” de 501 migrantes en “coadyuvancia” con el Instituto Nacional de Migración (INM). El número, entregado a través de una solicitud de transparencia, refleja un aumento de 332 por ciento en los últimos cuatro años.
Esos “rescates”, que en muchos casos −no todos− no son otra cosa que detenciones, no significan que sus derechos van a ser respetados.
Existe la creencia de que entre más agentes del estado se involucren será mejor, eso en la teoría; en la práctica y en los testimonios de los migrantes surgen más conflictos y actos violatorios de derechos humanos.
Allí se encuentra un desafío. Ante un flujo constante, ¿qué hago como estado para proteger los derechos de las personas en tránsito frente a un problema que no le toca combatir?
Muchas veces, esas políticas vienen acompañadas de una mirada estigmatizante, donde se criminaliza al migrante.
Existe el riesgo de que ese discurso permee en una sociedad y que la misma se empiece a nutrir de sentimientos xenofóbicos, racistas o clasistas.
AL TIRO
Hay muchos testimonios de cómo la sociedad mexicana se ha organizado para dar asistencia en el País. Pero estas detenciones, estos abandonos de migrantes en los cajones, son también un desafío para la sociedad, no basta con lo que hemos organizado de asistencia. Tenemos que brindar seguridad e integración.
Son ya muchos años y la población, mucha de ella, ha permanecido en ciudades, no se ha integrado a la sociedad.
Hay que tener claro como sociedad que la migración existe por muchos factores que provocan la expulsión de los ciudadanos de su ciudad o país de origen. Y las detenciones o rescates no detienen el proceso y flujo migratorio porque no atiende las raíces del problema.
Mientras se sigan mitigando los efectos, se sigue sin atender el origen.
Por eso es un desafío cambiar la mirada que se tiene del migrante.