El diputado Antonio Castro supera a Monica Lewinsky

Opinión
/ 24 noviembre 2024

“A los ojos de la opinión pública, nada hay tan despreciable como un diputado o un senador, han llegado a ser la medida de toda la espesa miseria humana”, dijo don Daniel Cosío de un Congreso abyecto, y asimismo sentenció que esos levanta dedos no estaban a la altura de ningún país. Y eso mismo pasa hoy con los rastreros del régimen en el poder, que no están a la altura de las demandas del pueblo de México.

Y de ese tamaño es el diputado Antonio Castro Villarreal, mejor conocido como “Tony Congales”, primo del dirigente estatal de Morena, Diego del Bosque Villarreal, cantinero y exdiputado federal.

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No discutimos la representatividad legislativa. Lo cuestionable es que Diego del Bosque haya metido a su primo Tony a una candidatura, nepotismo reprobado por la presidenta Claudia Sheinbaum.

Y no crea usted que hacemos mofa de los diputados cantineros. No hay que olvidar que Antonio Ulibarri, cantinero del bar “La Cabaña” en la CDMX, fue diputado gracias al dedazo presidencial.

Pero Tony Ulibarri fue buen diputado por el simple hecho de tener sentido de las proporciones y guardar silencio republicano al reconocer sus limitaciones legislativas. Hasta los diputados locales de la 4T, Tony Flores, Tony Attolini y Alberto Hurtado, combativos, pero ilustrados, son mesurados y critican sin calumniar al régimen estatal.

Pero el que viene tumbando caña es el diputado Tony “Congales”, pues viene dispuesto a superar a “Pancho Cachondo”, el famoso “diputeibol” del PAN. A Félix Salgado Macedonio y al diputado Delfino, que se quedaba tirado en las pulquerías de Xochimilco.

Porque es la estulticia la que da alas al diputado Antonio Castro, quien más tardó en tomar protesta que subir a la tribuna a pontificar urbi et orbi puras pendejadas.

De veras que da grima que personajes como Tony hayan suprimido al Poder Judicial. Ni los liberales que desaparecieron al Senado en 1857 fueron estultos. Todo lo contrario, estamos hablando de Zarco, Gómez Farías, Ocampo, Arriaga, el Nigromante. Nada que ver con el inconmensurable pasante de Economía, Tony Castro.

Y es que Tony subió a tribuna el pasado 23 de octubre a decir estupideces. Otorgarle fuero a este sujeto es como darle una metralleta Kalashnikov a un niño del kínder. Dijo que en Coahuila gobierna una compañía inmobiliaria. Que Manolo Jiménez antes de ser gobernador es un empresario inmobiliario. Y que toda la función pública está diseñada para maximizar las ganancias de las constructoras y sacrificar el bienestar del pueblo. Amenazó con denunciar al “dueño de una inmobiliaria que ha destrozado la dignidad de los coahuilenses”.

Y no es que uno pretenda ser defensor de una familia con prestigio ganado con trabajo, honradez y dignidad, la familia Jiménez Salinas que todos en Coahuila conocemos y avalamos su conducta intachable, excepto los trasnochados que sueñan con imponernos la dictadura del proletariado.

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Pero este cebado diputado nada tiene de proletario en sus 160 kilos. Claro, personajes como este, obsedidos de poder, no saben que Monreal y Noroña pretenden hacer del Congreso una asamblea revolucionaria a la francesa pero, tan brutos, que ellos mismos eliminaron la supremacía constitucional como la de 1857 y la francesa.

Pero agárrese usted porque el pasante Tony “Congales” llegará más lejos. En su afán protagónico está dispuesto a superar las hazañas de la pasante Monica Lewinsky, que para algo sirve la lengua larga.

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