La cifra del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) correspondiente a junio coloca al tema de la inflación en el radar de los mercados y parece convertirse en un obstáculo que impida en el corto plazo reducciones en las tasas de interés.
De acuerdo con el INEGI, el crecimiento en los precios durante el sexto mes del año fue de 4.98% a tasa anual. A su interior, la inflación subyacente fue del 4.13%, en tanto que la no subyacente se ubicó en 7.67%, destacando el comportamiento de precios en frutas y verduras con un alza anual del 19.73%.
Varios comentarios merecen estas cifras de inflación. Por una parte, subrayar que la lectura de junio es más alta que la del mes previo, cuando en mayo el crecimiento del INPC fue de 4.69%, acumulando así cuatro meses consecutivos al alza.
El componente subyacente -aquel que refleja de forma más clara los esfuerzos de la política monetaria para contener la inflación en un horizonte de mediano plazo- se ubicó en 4.13% confirmando su tendencia a la baja. En su medición mensual, fue del 0.16%, su nivel más bajo para un mes de junio desde el año 2015.
Ciertamente el problema viene por el lado de los bienes y servicios cuyos precios son más volátiles, los cuales captura la inflación no subyacente. Además del caso de las frutas y verduras ya mencionado anteriormente, destaca el aumento del 6.32% anual de los energéticos.
Lo anterior plantea un dilema sobre qué rumbo debiera tomar la política monetaria, situación que al parecer ya ha abierto un debate al interior de la Junta de Gobierno del Banco de México.
Según la minuta de la última decisión de política monetaria en la que se dejó sin cambios la tasa de interés, el subgobernador Omar Mejía Castelazo -el voto disidente en la reunión del 27 de junio- es el único miembro de la Junta de Gobierno que se inclina por valorar si el actual nivel de tasas no es muy restrictivo, por lo que se deja ver, estaría a favor de reducciones en la misma.
Por otra parte, el subgobernador Jonathan Heath publicó en su cuenta de la red social X que la mejor manera de evitar que la inflación subyacente contamine al resto de los precios es con una postura restrictiva.
Mientras en Estados Unidos la inflación durante junio bajó hasta el 3% a tasa anual, su menor nivel desde junio del 2023. A la par, la inflación que excluye los precios de alimentos y la energía continua en caída libre y se posicionó en el 3.3%. Este panorama ha abierto las posibilidades de que próximamente la Reserva Federal se incline por reducciones en la tasa de fondos federales.
Menudo dilema al que se enfrentaría Banxico. Seguir el paso de FED y recortar tasas, con el riesgo de que la inflación se desborde; u optar por la actual postura monetaria, mientras se amplía el diferencial de tasas, se encarece el costo de la deuda en dólares y el peso se fortalezca, aunque sea artificialmente.