El juicio final: la reforma electoral
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Ahora sí llegó la hora, la propuesta de López Obrador de reforma electoral está para dictaminarse en la Cámara de Diputados. Eso que ha estado anunciando desde que llegó en el 2018. Uno de los grandes temas para dividir al país entre chairos y fifís, entre liberales y conservadores, traidores a la patria o el sobrenombre que más les gusta de los muchos que ha usado AMLO.
Para mí, la reforma electoral de López Obrador, del INE al INEC (Instituto Nacional de Elecciones y Consultas) tiene tres puntos medulares que cambiarán por completo la lógica política en México en dado caso de aprobarse, y por ende el cómo nos organizamos, el cómo vivimos.
1. Administración del padrón electoral y de la emisión de la credencial para votar.
Para nadie es un secreto que la base de datos más real que se tiene es la del INE, los bancos, compañías telefónicas y entre otras instituciones, la utilizan como su forma de autentificación para realizar cientos de trámites. En la propuesta de Palacio Nacional no se sabe quién se queda con esa responsabilidad (y privilegio), no sería extraño que pretenda adueñárselo el gobierno federal. La famosa Cédula de Identidad puede ser un arma de doble filo si no se tienen reglas claras de cómo se obtiene y se salvaguarda toda esa información.
2. Votación directa de los consejeros y consejeras electorales.
Más de uno estará pensando, ¿por qué está mal que se escojan por medio del voto?, ¿no se suponía que el voto era la herramienta más importante de la democracia? Sí, pero no. Me explico. Si bien al vivir en una democracia representativa como la que tenemos en México, el voto es la forma en cómo los ciudadanos y ciudadanas damos a conocer nuestras opiniones, aprobación o desaprobación, no es la mejor manera para escoger consejeros electorales.
El órgano electoral debe ser autónomo, imparcial, liderado por personas altamente capacitadas. Abrirlo a ser una votación directa provocaría politizar esos cargos, entonces los perfiles serían sindicalistas, políticos profesionales provenientes de los partidos o activistas con amplia trayectoria. Sin olvidar que tenemos que ser sinceros que las elecciones en México tienen muchos problemas: financiamiento, prácticas clientelares (compra de votos). Pensemos la cantidad de dinero que sería convocar a elecciones de consejeros y consejeras a nivel nacional con todos los vicios que ya tenemos. Es una muy mala idea.
3. Eliminación de 200 diputados y 32 senadores, los famosos plurinominales.
Dicen que no sirven para nada, eso nos han hecho creer, que existen solamente para darle chamba a los políticos. Eso no es cierto. Los plurinominales nacen del espíritu de limitar el poder de los partidos políticos grandes y de los grupos de presión (sindicatos, conglomerados empresariales, etc), así como de tener políticos profesionales en el Poder Legislativo que permitan avanzar en la agenda y en una visión a largo plazo como país. El problema no está en su existencia, el problema está en que los legisladores no se deben a su electorado, sino a los partidos políticos que los ponen. Entonces, no tenemos un problema con los legisladores como nos han hecho creer; tenemos un problema de ausencia de participación política por falta de educación cívica por parte de las ciudadanas y ciudadanos. Ahí tenemos que trabajar como sociedad, porque ningún gobierno emanado de algún partido político va a querer apostar por educación cívica y participación social y política y cambiar está lógica partidista en las Cámaras de Diputados y Senadores.
El INE es el pilar de la democracia actual en México. Con sus errores, totalmente perfectible, pero es la institución que costó décadas de trabajo de sociedad civil, academia y activistas sociales. El INE es de los mexicanos y las mexicanas, el INE no es de ningún gobierno, ningún partido, no es de liberales o conservadores, no es de chairos o fifís como quieren hacernos creer. El INE es de todas y todos.
Esta no es una reforma cualquiera, esta es la reforma que López Obrador tiene anunciando más de 3 años. Esta es la reforma que puede cambiar totalmente el sistema político y nuestra vida diaria. Esta es la reforma que puede hacer que retrocedamos a las décadas de los 60 y 70 en México con un partido hegemónico que controlaba las elecciones desde el gobierno. Esta es la reforma en donde la clase política debe estar a la altura de las circunstancias y lo que está en juego. Esta es la reforma de todo por el todo.
Por eso, perdamos el miedo al hablar de política en reuniones familiares y de amistades. Perdamos el miedo a exigir lo que nos toca. Perdamos el miedo a defender lo nuestro. Perdamos el miedo a hacer Ciudadanos de Tiempo Completo. Es hoy o tal vez sea demasiado tarde en los próximos meses.