El magistrado Manuel Alberto Flores Hernández

Opinión
/ 4 septiembre 2022
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Hace dos años, el 4 de septiembre del 2020, en este espacio publicamos un texto muy crítico en contra del magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia de Coahuila, Miguel Mery Ayup, y de algunos farsantes leguleyos indignos de la toga judicial. Así los antecedentes de ese artículo, pero hoy es menester que este columnista retire lo dicho con respecto al magistrado Mery Ayup en vista de que en estos dos años transcurridos ha demostrado que tuvo la entereza de afianzar las riendas del Tribunal de justicia y ha demostrado poseer las cualidades inherentes al buen jinete: valor, constancia, sigilo, intuición, equilibrio y coraje. En aras de no retroceder, el magistrado Mery instauró el buzón electrónico y los expedientes virtuales; implementó la reforma del sistema de justicia laboral y construyó el centro de justicia en la Carbonífera. Todo ello a pesar de que aún existen magistrados remisos en sus ambiciones personales y empecinada corrupción.

Hay que señalar que el poder judicial en México es el Poder más corrupto y bien sabemos que hay pandillas de togados que practican el nepotismo para proteger a la propia familia, ya sea en el mismo Poder judicial o bien en bufetes jurídicos que litigan las causas que ellos mismos juzgan en tribunales.

¿Será el caso del magistrado Manuel Alberto Flores Hernández adscrito a la sala penal del Poder Judicial del Estado de Coahuila?

Lo cierto es que el magistrado Flores puede aclarar si es verdad o no que tiene un despacho jurídico en la ciudad de Torreón a cargo de un yerno donde se litigan asuntos en los que de alguna forma influye en resoluciones a favor suyo y del yerno.

Y asimismo, con el propósito de no manchar la gran labor de reconstrucción que realiza el presidente Miguel Mery Ayup, podría aclarar el magistrado Flores si es cierto o no que con tráfico de influencias solicitó a la Dirección de Notarías le mostraran el testamento del difunto esposo de la señora María Paulina Boardman Morales, clienta del despacho jurídico en cuestión.

De igual forma el magistrado Flores podría aclarar si es cierto o no que en su momento contactó al juez Jesús Mata Herrera para solicitar una torcida actuación a todas luces ilegal a favor del citado despacho y su clienta la señora María Paulina Boardman.

Y aunque no sabemos cómo actuó el juez Jesús Mata, es ya conocido entre abogados litigantes que el magistrado Alberto Flores Hernández es dado a solicitar “favores” a distintos jueces y magistrados en asuntos involucrados con el bufete jurídico del yerno.

En este espacio publicamos el 30 de diciembre de 2018 el artículo “Aquí no hay jueces de Berlín”, donde criticamos las prácticas de Goyo Pérez y del panista magistrado Ulises Hernández Torres. Hoy cuestionamos al panista Alberto Flores Hernández porque ambos militantes del Partido Acción Nacional han cortado de tajo con la decencia, sobriedad y alta moralidad de los abogados de la vieja guardia panista que fundó ese partido, y recordarles lo consignado por ese gran hombre que fue don Manuel Gómez Morín con respecto a los togados venales: “Olvidan los señores magistrados que la toga no es un adorno de guardarropía. La toga es símbolo de dignidad y decoro cívico y, sobre todo, escudo y coraza para la defensa de las libertades públicas”.

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