El mito del déficit en cuenta corriente; la creencia popular producto de la ignorancia

Opinión
/ 2 junio 2025

Banco de México reportó hace unos días las cifras concernientes a la Balanza de Pagos al primer trimestre de este año. En este documento se registran las operaciones comerciales y financieras que realizan residentes en nuestro país con extranjeros. Visto de otra manera, la Balanza de Pagos nos proporciona información sobre la posición de México frente al resto del mundo.

En lo que respecta a la cuenta corriente, que es aquel apartado en el que se registran las operaciones relativas al comercio de bienes, servicios y factores de producción, se registró un déficit – como ha sido la tendencia histórica – por 7,613 millones de dólares., equivalente a un 1.8% del PIB en el período enero-marzo.

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Este déficit es considerablemente menor a los 22,207 millones de dólares – o 4.7% como proporción del PIB observados en el mismo período del año anterior.

Contrario a la creencia popular producto de mitos e ignorancia, un déficit en cuenta corriente no es algo necesariamente malo para la economía, como tampoco necesariamente un superávit tiene porque ser algo positivo.

Para ejemplo basta un botón. En el caso mexicano es común observar que tengamos déficits en cuenta corriente, trimestre tras trimestre, año tras año. El último año en el que la diferencia entre exportaciones e importaciones de bines y servicios fue positiva, fue en el 2020. Si, justo en ese mismo año en el que la pandemia nos reventó en las manos y la economía se contrajo alrededor de 8%.

La lógica económica es contundente, en aquel entonces la recesión económica ocasionó una caída en las importaciones, al colapsarse los ingresos de personas y empresas. Las importaciones - contrario a lo colectivamente se asume como algo negativo -, son una señal de fortaleza económica toda vez que existe el poder de compra para realizarlas.

En este sentido el hecho de que en el primer trimestre se haya registrado un déficit considerablemente menor al del año pasado, no hace sino más que confirmar que la actividad económica ya entró en fase de estancamiento. Con una industria en contracción, las importaciones tienden a caerse, porque la dinámica económica ya no es lo suficientemente vigorosa.

La siguiente pregunta que habría que formularnos en relación con el reporte de la balanza de pagos es: ¿dicho déficit en la cuenta corriente podría generar presiones cambiarias?- La respuesta es un contundente no. Lo anterior toda vez que el saldo de dicho déficit (7,613 millones de dólares) es considerablemente menor a la Inversión Extranjera Directa (IED) recibida por nuestro país que fue del orden de los 21,373 millones de dólares.

En otras palabras, los requerimientos de dólares para cubrir el exceso de importaciones respecto a las ventas hacia el exterior fácilmente se cubren con el flujo de divisas que ingresas al país por concepto de IED.

Aún y con todo y como estamos ahora, una potencial crisis en balanza de pagos como era frecuente en el siglo pasado, se ve muy lejos por ahora.

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