El pensamiento judicial ultraconservador (2)
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¿El juez conservador es un perfil adecuado para garantizar el cambio social en una sociedad? Por regla general, los jueces somos esencialmente conservadores, encargados de mantener los valores políticos, sociales y morales previstos en la ley, somos conservadores porque nuestra función es conservar el estado de derecho.
A nuestra función judicial, por tanto, no le corresponde proponer las reformas radicales en la sociedad. Eso le corresponde a los políticos o a los actores sociales. Los jueces mantenemos la seguridad jurídica de las normas que una sociedad se ha dado para regir su funcionamiento. Los jueces, en efecto, no tenemos el papel de precursores del cambio. Las sociedades cambian por sus contextos, por sus generaciones, por sus movimientos políticos o sociales. Los tribunales no cambian el rumbo del viento. Pero el clima sí puede cambiar el rumbo de la jurisprudencia.
Por nuestra formación, los jueces nos distinguimos por las diferentes formas de interpretar la ley. Existen ciertas tradiciones jurídicas que nos permiten leer los textos de una determinada forma. El saber qué es el derecho en un caso concreto exige conocer los métodos de interpretación que la ciencia jurídica nos ofrece para significar de una mejor manera la versión de la voluntad popular: la ley.
El debate entre jueces conservadores contra liberales forma parte de las diferentes etapas judiciales. En tiempos de transformación social, los jueces tradicionales suelen ser los que se niegan a reconocer los cambios, mientras que los liberales son más sensibles: juegan un papel judicial más activo para facilitar la transformación justa de la sociedad.
La función judicial, liberal o conservadora, tiene una sola guía: resolver objetiva e imparcialmente las controversias que se nos presentan. Pero el lente que usamos para identificarlas, para examinarlas, para entenderlas o resolverlas, sí puede llegar a tener diferentes maneras.
A los jueces nos definen nuestros criterios. Si las razones públicas que se expresan en nuestras sentencias no son convincentes en una sociedad, tenemos que ser abiertos a la crítica social para mejorar nuestra manera de entender la ley.
Al final, la ley es la voluntad general que nos damos como comunidad para resolver en forma justa nuestras diferencias. Si la forma de interpretar la ley genera mayor arbitrariedad de la autoridad, por ejemplo, los jueces debemos de saber leer los tiempos de cambio para limitar en forma racional el ejercicio arbitrario del poder.
Un juez conservador o liberal, por sí mismo, no es malo. En ambos casos expresan diferentes concepciones de la ley que, en determinados casos, son válidas y hasta discutibles. Lo que sí puede ser malo en ambos casos son las decisiones injustas. Existen tanto jueces tradicionales como reformadores que pueden ser arbitrarios. El punto de equilibrio es la racionalidad de sus razones judiciales conforme a la ley.
En este tiempo de cambio social, me parece que el País requiere de jueces que sepan leer la actual crisis de derechos humanos. Las sentencias, por sí mismas, no cambian la realidad de inmediato. Pero sí podemos reconocer las transformaciones que una sociedad tiene para facilitar un camino que busque una mayor libertad, igualdad y fraternidad.
Los jueces que, por el contrario, se resisten a las etapas de cambio social, deben asumir una mayor confrontación pública de sus ideas judiciales para determinar su legitimidad. La función judicial siempre nos da la oportunidad de corregir el rumbo. Si erramos en un caso, tenemos la oportunidad de no fallar en el siguiente.
Los jueces (tradicionales o progresistas) debemos asumir ese ejercicio de diálogo permanente para encontrar la mejor interpretación de la ley. El pensamiento judicial ultraconservador, lamentablemente, va más allá. No sólo expresa una forma tradicional de no reconocer los cambios en una sociedad para significar de manera distinta la ley. Implica también una militancia a un viejo régimen de criterios que perpetúan un estado de injusticias y arbitrariedades.
Los jueces ultraconservadores son aquellos que defienden la arbitrariedad, so pretexto de cumplir con la ley. Prefieren perpetuar las injusticias a reconocerlas e impedirlas con sus fallos. Sus intereses, por tanto, reflejan el estado del antiderecho: jueces que, en lugar de proteger los derechos de los más débiles, se encargan de proteger los intereses arbitrarios de los más fuertes.