El PRI conservará Coahuila, ¿pero a qué costo?

Opinión
/ 11 abril 2023
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Gamora:
-¿Lo hiciste?
Thanos:
-Sí.
Gamora:
-¿A qué costo?
Thanos:
-¡Todo lo perdí!

Como ya hemos asegurado en este espacio de forma reiterada, el PRI conservará el poder hegemónico político de Coahuila reteniendo la gubernatura.

El candidato opositor “más cercano” es un ricachón octogenario que lo que tiene de bienes, lana y propiedades, le falta de ganas de hacer campaña, no digamos ya de ocupar cualquier cargo de alta responsabilidad; es un candidato escogido, desde la Presidencia de la República, a modo para perder. (¡Ah, no, lo olvidaba! Fue designado por medio de una encuesta de preferencias de la que nadie conoció nunca su metodología... Sí... Claro... Guiño, guiño).

Es una situación muy diferente y hasta paralelamente opuesta a la que se presenta en el Estado de México, que también renovará gubernatura este año y que, pese a ser el último gran baluarte del PRI, será cedido al partido oficial, Morena. Pero no caerá luego de una encarnizada contienda electoral, sino que será pacíficamente entregado a sus nuevos ocupantes junto con las llaves, las escrituras y la clave del wifi.

No obstante, la candidata del Presidente para el Edomex, la inexplicable exsecretaria de Educación, Delfina Gómez, es una impresentable con un deshonroso pasado reciente como recolectora de financiamiento ilícito para la causa cuatroteísta, delito que sin grandes empachos reconoció. Además de poseer una brillantez y elocuencia que hacen ver al morenista promedio como docto catedrático, el partido tricolor fue capaz de encontrarle una rival todavía más débil que pudiera ser noqueada sin dificultades por la cetácea morenista.

Es decir, en el Edomex, el Revolucionario se esmeró en escoger una pieza tan prescindible y sacrificable para garantizarle el triunfo de la 4T; como en Coahuila, el mismo Mesías de Macuspana se encargó de darle su batalla menos importante a su guerrero más viejo, cansado y menos interesado en ser gobernador.

¡Qué hermoso acuerdo de convivencia y pacto de caballeros entre partidos civilizados! No podía ser de otra manera, no olvidemos además que Morena y PRI, PRI y Morena, son familia y comparten el 99 por ciento de su código genético, igual que chimpancés, gorilas y otros primates.

Sin embargo, afirmar que se negoció una entidad por otra sería no sólo impreciso, sino peligrosamente aventurado, pues ni tienen el mismo valor en términos electorales ni las condiciones dadas en cada escenario eran remotamente similares.

Sospechar siquiera que el pacto fue un Estado por otro, es no haber entendido nada de lo que está aconteciendo.

El Estado de México es la joya de la corona, es una entidad cuyo peso llega a decidir elecciones federales; es una votación muy nutrida y concentrada en un territorio muy pequeño.

Coahuila, lo hemos dicho hasta el cansancio, apenas representa un porcentaje del capital electoral del Estado de México, disperso además en una superficie seis veces más grande.

El Estado de México, por si fuera poco, más que colindar con la CDMX, la envuelve. Es como si la Capital del País fuese el “chiclocentro” del Edomex. Son un combo en donde se concentran los poderes y la vida política nacional, además de un importante símbolo, y más le vale al poder hegemónico hacerse de una y otro.

Coahuila en cambio... ¿Coahuila qué?

Coahuila sólo es importante para el priismo comarcano. Es su hogar, su empresa, su modus vivendi, su mina de oro, su centro de operaciones; es el feudo en donde los tricolores son señores y el resto somos vasallos.

Y como nada hay más triste que la aristocracia venida a menos, hay que defender el terruño con la vida si es necesario. Por fortuna, no será menester interponer el tricolor pellejo para conservar las riendas del poder local.

Basta con hojear un poco (“ojear”) en el acontecer nacional para ver cuáles son las batallas políticas en las que las fuerzas en pugna (Morena y PRI) han desistido, han renunciado o sencillamente han entregado sin resistencia al enemigo para establecer una clara conexión entre éstas y los comicios en puerta.

Políticos que estaban en la mira de la justicia y del Gobierno Federal, por ser investigados y hasta aprehendidos por diversos delitos, que hoy gozan su libertad en plena tranquilidad.

Pugnas legislativas que parecían irreconciliables, en las que la oposición había pactado un frente común para impedir que prosperaran las alevosas iniciativas del Presidente, reformas que eran inaceptables aprobar y de repente ya no resultaron tan inaceptables ni difíciles de respaldar.

Allí están puestos los reales intereses del Presidente: No en ganarse un costosísimo pedazo de desierto con una octava parte de la población que el Edomex, sino en la aprobación bicameral de sus más necios y macuspanos caprichos.

Y allí están los intereses del PRI, no en el orgullo de preservar su centenario bastión, el Edomex, junto con la capital no oficial del partido, Atlacomulco; sino en seguir gozando de la impunidad que sólo el poder presidencial puede otorgar y, ya de pilón, no ser molestados en este pequeño gran latifundio electoral norestense, en donde el priismo tiene una oportunidad de replegarse, tomarse un respiro, reinventarse quizás, pero sin dejar de vivir un minuto como realeza.

Sí, el PRI conservará Coahuila... ¿pero a qué costo? Probablemente en esta negociación, sin saberlo, lo haya perdido todo.

Tendremos que volver a comentar a detalle cuáles fueron las piezas de impunidad intercambiadas y cuáles fueron las nefastas iniciativas aprobadas sin mucho aspaviento por un PRI-oposición que, haciendo alarde de su naturaleza, apuñaló al resto de los partidos para ofrendarle a quien hoy mueve los hilos del poder. El PRI cometiendo un acto de traición: ¡Wow! ¿Pero quién lo habría imaginado!

Termine de gozar sus vacaciones o repóngase de las mismas si ya está de regreso. Cuídese de morenos y tricolores y nos leemos el jueves.

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