El rol de la ciudadanía. Fomento de la conciencia cívica

Opinión
/ 24 mayo 2022
true

Nunca como ahora en la historia reciente de las generaciones que habitamos Saltillo, en particular, y Coahuila, en general, habíamos presenciado tan alto número de incendios registrados a un mismo tiempo: más de diez incendios en el estado, haciéndose indispensable a la acción de las autoridades la colaboración de la ciudadanía: ya en el combate directo en los siniestros, ya en el envío de víveres para quienes se encuentran allá, a unos metros del incendio para sofocarlo y para construir brechas que les impidan continuar su curso.

Si las imágenes son dolorosas, el olor que penetró en los hogares por todas las rendijas intensificó el duelo. Dolor por la pérdida de bosques que nos acompañaron desde el propio nacimiento. Que vieron y disfrutaron nuestros abuelos.

¡Cuántas historias escuché de mi madre de los días de campo en la sierra, justamente en el cañón de San Lorenzo, de mis hermanos! ¡Cuántos recuerdos personales en esos lugares! El amanecer y la caída de la tarde. El trinar perfecto de las aves y la sensación de la brisa durante las mañanas.

El humo, el olor de la madera, jamás había sido asociado en mi mente con tan profunda pena.

Las escuelas están llegando por estos días a sus jornadas finales en los cursos. En agosto, en septiembre, al iniciar de nuevo, hay algo que, como maestros, estudiantes, autoridades involucradas, deberían tomarse en consideración de una manera mucho más seria y formal que la dada hasta ahora.

Es absolutamente indispensable intensificar una mayor conciencia cívica relacionada con el entorno que vivimos. Interesados en los temas que la globalización ofrece como indicadores de un buen sistema de educación, se ha insistido en los últimos tiempos en favorecer el conocimiento matemático y de español. La consecuencia es que las actividades relacionadas con el medio ambiente, con la naturaleza y la educación cívica se fueron relegando a un tercero y cuarto planos.

La devastación de nuestro entorno natural debe obligarnos a repensar en los contenidos que se ofrecen desde las instituciones educativas: la trascendencia en el tema demográfico. Lo que hacen las ciudades para enfrentar a la mayor cantidad de personas que llegan a las urbes que industrialmente están creciendo. El cuidado del medio ambiente: la reducción de la electricidad en los hogares y los centros educativos; la separación de alimentos; la creación de huertos.

Ahora mismo hay muchos conocidos nuestros que documentan la devastación. Muchos que aportan sus fuerzas
en abrir las brechas; en sofocar el incendio. Muchos otros, organizados, preparando víveres para quienes están en el frente de batalla.

¿En qué podemos participar de
manera activa? Cada uno desde sus trincheras, debe, ante la desgracia de perder nuestro patrimonio natural, tomar decisiones en bien del medio ambiente. La coordinación de la autoridad se hace indispensable.

Son los incendios y luego las inundaciones. Un futuro por demás ominoso y muy triste.

Hace unos días una representante de un gobierno en el País instaba a los ciudadanos a no regar los jardines por contingencia ambiental. Mucho hay que decir acerca de esto y el necesario ciclo del agua.

Resulta de enorme importancia entender los procesos naturales e insistir en el cuidado, pero también evaluando la salud de las personas, quienes forman parte integral con el planeta. No limpiar las aceras, como ocurre en el Centro Histórico de Saltillo, puede traer consecuencias nefastas en la salud de los saltillenses. Hacerlo con precaución sí es indispensable.

En el cólera que se encarnizó contra los habitantes de Coahuila en el siglo 19, y en general en las enfermedades, lo
confirmamos con el COVID-19 y sus variantes, subyace la suciedad como una de sus causas.

No permitir el uso de agua para labores básicas e indispensables de limpieza, es también derivar en enfermedades.

Emplear los recursos naturales con inteligencia y conciencia cívica es incluso un deber.

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM