El siniestro y tenebroso culebrón de la señora Wallace

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Doña Isabel Miranda de Wallace, extremadamente tóxica, muy diligente para la tortura, para la siembra de pruebas inculpatorias y para urdir casos criminales
La muerte de Isabel Miranda de Wallace nos resulta surrealista, vaporosa, muy difícil de tragar. Es muy similar a la muerte en 1977 del narcotraficante Amado Carrillo Fuentes, el “Señor de los Cielos”, en cuanto al quirófano, la cirugía y el supuesto cadáver. Igual al deceso en el 2012 de Heriberto Lazcano, “El Verdugo”, capo de “Los Zetas”, cuyo cuerpo robaron de la funeraria de Sabinas. Asimismo la supuesta muerte del narco Juan José Esparragoza Moreno, alias “El Azul”, cuyo cadáver nadie vio.
Y ahora tenemos la misma sensación con la presunta muerte de Isabel Miranda Torres, la torrencial “señora Wallace”, de quien es necesario decir que no se ha marchado, quedan sus espectros rondando en todo México, como han quedado las ánimas de esas personas siniestras, peligrosas y sumamente tóxicas.
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Del mismo modo fue o sigue siendo, doña Isabel, extremadamente tóxica, muy diligente para la tortura, para la siembra de pruebas inculpatorias y para urdir casos criminales. Culebrones del delito de secuestro que ella convirtió en una mina de oro en su vida de simulaciones y mentiras, hasta el punto de desaparecer por así convenir a todos sus cómplices mediáticos, políticos y judiciales.
No es para dudar que esta mujer con antecedentes penales por intento de homicidio haya fabricado el caso de secuestro y desaparición de su hijo Hugo Alberto Wallace Miranda, quien cuenta con antecedentes penales por narcotráfico y con nombre falso, padre falso y probablemente vivo y escondido, en la clandestinidad, como ahora está la “señora Wallace”, cuyo caso, al derrumbarse, sentará un precedente en México similar a la calumnia infame del “Caso Dreyfus”, que condenó a un inocente a prisión en la Isla del Diablo.
Cabe mencionar que los inculpados Juana, Brenda, Jacobo, Tony, Alberto y César, sin antecedentes penales, llevan presos en su “Isla del Diablo” casi dos décadas a pesar de la tortura, las falsedades descubiertas y el último testimonio de la señora Claudia Muñoz, la exconcubina del supuesto muerto, Hugo Alberto, que demuestra que sigue vivo.
Hace cinco años, el 5 de enero del 2020, en este espacio publicamos “La tenebrosa señora Wallace”, un recuento de sus falsedades y una relación de seguidores y detractores. El balance sigue siendo muy negativo para esta mujer que, como María Elena Morera, tiene serios cuestionamientos porque ambas falsarias fueron encumbradas por Felipe Calderón y Genaro García Luna. Y así como la peste llegó con las ratas y devastó a la sociedad en la edad media, así llegó la peste a la sociedad civil de nuestro tiempo, con ratas que degradaron a las ONG.
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Isabel Miranda “de Wallace” fue señalada de tortura, falsedades judiciales, siembra de pruebas e intento de homicidio. El colmo de esta farsante de la ONG “Alto al Secuestro” es que el presidente Felipe Calderón le haya otorgado el premio nacional de derechos humanos en 2010 y luego la haya convertido en candidata del PAN al gobierno de la CDMX en el 2012.
Un gran silencio en medios de comunicación en torno a este caso, salvo vitriólica defensa de Isabel Miranda Torres, por parte de Joaquín López-Dóriga y Ciro Gómez Leyva. Este es un caso paradigmático que se convertirá en el “Caso Dreyfus” de nuestros días, donde el periodista Ricardo Raphael será el Émile Zola de nuestro tiempo. Y disculpe usted si acaso este vitriolo exagera al respecto, pero de ese tamaño es el culebrón llamado “Caso Wallace”.