Elección 2024: Ganadores y perdedores (2)

Opinión
/ 7 junio 2024

Pierde Manolo Jiménez Salinas en cuatro frentes:

Primer frente: no alcanza a replicar la votación histórica y, por ende, el carro completo que obtuvo en 2023. Los 767 mil votos de 2023 se transformaron en 691 mil 271. Mientras el año pasado, la distancia de su segundo competidor, Armando Guadiana, fue de 35-38 puntos; en esta ocasión, el PRI rebasó a Morena por solo 5.5 puntos traducidos en 85 mil 186 votos.

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Cierto. Son dos elecciones diferentes, pero es difícil ignorar el impacto psicológico y político de tal comparativo entre militantes y/o simpatizantes priistas. ¿Erosionan los resultados, la legitimidad de Jiménez Salinas obtenida en 2023? De ninguna manera, pero sí prenden focos rojos por atender en tres niveles: en la autocrítica partidista para robustecer -o reinventar- un tricolor de por sí ejemplar, para las elecciones de 2026, 2027 y 2029, porque Morena le está pisando -poco a poco- los aparejos.

En el trato con la burocracia estatal de edad media o mayor, que temerosa espera la barredora del recambio generacional. La premisa es sencilla: su mayoría representa votos seguros; pero más importante aún, ellos acumulan el saber institucional acumulado por generaciones que, por el bien del funcionamiento del aparato de gobierno, no puede ser cortado de tajo.

Repensar dicho trato, incluye dos temas, como tercer punto: la reconfiguración de un gabinete acorde al momento que vive Coahuila y el país; y la construcción puntual de unidad -de empresarios y políticos de distinta cepa en las 5 regiones- en torno a la figura y el liderazgo de Manolo.

Segundo frente: En estas elecciones, Jiménez Salinas no logra el carro completo en diputados federales (gana 3 de 8, aunque podrían ser 4 de confirmarse el triunfo de Sonia Villarreal). Tampoco rompe el maleficio de ganar la senaduría. ¿Cuáles son las implicaciones de estos resultados? Reduce su capacidad de interlocución con el Congreso y el Senado: 4 ó 5 son pocos y ninguno de los diputados -por más institucionales que sean- es gente de Manolo: Jericó Abramo, Guillermo Anaya (panista) y Theo Kalionchiz (panista). De ganar Villarreal, es un activo de Miguel Riquelme. Y, en el caso de este último, Jiménez mantiene diferencias desde antes de la campaña.

En este proceso electoral, dos personas cercanas al proyecto de Manolo, Gabriel Elizondo -suplente de Riquelme- y María Bárbara Cepeda -2ª en la fórmula para la senaduría-, fueron forzados a hacer una pausa para luego recuperar su paso y seguir insertos en el poker de ases de Manolo para la gubernatura en 2029, el cual, incluye además, a Luz Elena Morales, actual presidenta del Congreso local y a Javier Díaz, alcalde electo de Saltillo.

Este frente ofrece a Jiménez una oportunidad extraordinaria para poner a prueba sus talentos políticos e integrar a estos cuatro o cinco coahuilenses, a pesar de cualquier diferencia, a trabajar por la sólida visión de futuro que tiene para Coahuila. El horno no está para bollos con la 4T, y Salinas lo sabe, de ahí la necesidad de armar las alianzas estratégicas o coyunturales que sean pertinentes, con una mirada generosa, conciliatoria y solidaria, para sanar juntos los males de Coahuila y construir así, el mejor futuro posible todos.

Tercer frente: El sufrido triunfo de Román Alberto Cepeda en Torreón, por apenas 17 mil 390 votos contra el morenista Shamir Fernández demuestra que Jiménez no posee el control de la estructura territorial del partido en esa ciudad, ni tampoco gente de su entera confianza que le apoye en dicha tarea. La fractura interna que prevaleció hasta el día de la elección, dificultó en exceso el triunfo de Cepeda González.

Es por ello, que Manolo está obligado a tejer fino -con operadores de calidad- entre las aristas filosas de corte lagunero, para sentar su principio de autoridad como primer priista del estado.

Las elecciones próximas son en 2026, pero el tiempo apremia; no solo para dar un golpe de autoridad con el puño cerrado, sino también, para abrir la mano con guante de seda, porque hasta hoy, ninguno de sus enviados ha tenido éxito, y por el contrario, solo han revuelto más las aguas -de por sí escasas, en esa región, de una cultura política lagunera que es tolvanera de aire y tierra, con maromas y zarzas volando, pero con el corazón, la generosidad y la inteligencia bien puestos.

Cuarto frente: la pérdida electoral de Piedras Negras pone en riesgo la gobernabilidad política y la seguridad pública de Coahuila. Las razones son dos: el incontrolable flujo de migrantes, muchas veces inducido por el Instituto Nacional de Migración y/o el crimen organizado; y la posible infiltración de los cárteles de Tamaulipas por una frontera, cuya defensa ha costado sangre, sudor y lágrimas al gobierno del estado.

Esta es una oportunidad más, para que Jiménez Salinas demuestre su inteligencia y sensibilidad políticas y mantenga blindado a Coahuila del caos migratorio y de la violencia criminal.

En este caso, no está solo; tiene el respaldo de los 767 mil coahuilenses que votamos por él en 2023.

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