Elecciones 2024: Por si pierden, Morena ya empezó la narrativa de un fraude

Opinión
/ 28 abril 2024

En la sesión del Consejo General del INE efectuada el jueves de la semana pasada, 18 de abril, un personaje menor de la picaresca política de la más baja estofa, de apellido Noroña, que actúa ante dicho órgano colegiado como representante del grupo parlamentario de un partido aliado a Morena, personaje que suele ser utilizado como vulgar golpeador en situaciones desesperadas, hizo ante dicho órgano electoral una afirmación que debe ser desmentida.

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Desmentida por falsa, no porque tenga importancia el estrafalario personaje que la profirió. Desmentida, además, porque todo parece indicar que forma parte de una estrategia ya decidida ante el escenario de que Morena y sus aliados pierdan la elección del 2 de junio. Para el caso, les urge ir generando un ambiente de que sólo pueden ser derrotados si hay fraude. Como sucedió en 2006, según lo reconoció –afirman– el máximo representante entonces de la autoridad electoral, Luis Carlos Ugalde, presidente del (entonces) IFE.

En discusión con el consejero Jaime Rivera, del INE, en dicha sesión Noroña le recomendó que leyera el libro “Así lo Viví”, escrito por Ugalde, donde este –dice– “reconoce (que la elección presidencial de 2006) la ganó AMLO”. Le ofreció al consejero Rivera que después le daría la página donde eso se lee. Será bueno que lo haga porque no se encuentra.

Por supuesto, no se trata de hacer aquí una especie de defensoría oficiosa de lo escrito por Luis Carlos Ugalde en su libro. Total, lo escrito, escrito está. Pero sí de denunciar la narrativa que ya se va preparando para hacer creer a la población que la eventual derrota de Morena, el 2 de junio, necesariamente será producto de un gran fraude electoral, “como el de 2006”.

En su libro, Ugalde recuerda que hacia las 11 de la noche del día de las elecciones, el 2 de julio de 2006, dirigió por televisión un mensaje en el cual, ante lo cerrado de como se estaban presentando los resultados de los comicios, había pedido prudencia a los candidatos (Calderón, Madrazo y López Obrador) y que se abstuvieran de declararse ganadores.

Sin embargo, dice que no habían pasado 10 minutos de la terminación de su mensaje cuando AMLO, en un hotel donde se encontraba y frente a periodistas nacionales y extranjeros, dijo que de acuerdo con los informes que él tenía de conteos rápidos estaba “cuando menos 500 mil votos arriba”.

Escribe al respecto Ugalde en su libro: “Meses después supe que AMLO mentía, porque el conteo rápido que le entregó su encuestadora, Ana Cristina Covarrubias, ponía a Calderón 1 punto –esto es, 400 mil votos aproximadamente– arriba. López Obrador –dice Ugalde– daba el resultado al revés de como era la realidad. Ella lo dijo en noviembre de 2006, en un seminario de encuestas organizado por el IFE. Era cierto que la propia Covarrubias había anunciado poco después de las 8 de la noche que AMLO iba arriba de Calderón, pero lo había aseverado con base en una encuesta de salida. Esa noche Covarrubias hizo también un conteo rápido, que es un ejercicio estadístico de mayor precisión, y en este, que según afirmó AMLO, lo ponía 500 mil votos arriba, en realidad era Calderón quien superaba a su adversario por 1 punto porcentual. AMLO tuvo ese conteo rápido en sus manos. Se lo entregó Covarrubias” (Así lo viví, página 197).

Como se recordará, AMLO insistió en que los errores en el llenado de las actas de escrutinio eran prueba del fraude que alegaba. Sobre este punto, Ugalde escribe: “Si se eliminan todas las actas con errores en 2006, el beneficiado sería Felipe Calderón, no López Obrador. El candidato del PAN ampliaría su ventaja casi medio millón de votos. Debido a que hubo un poco más errores en las casillas donde ganó López Obrador, que donde ganó Calderón, al eliminarse se incrementa la ventaja de este último” (página 284).

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Y sobre aquello de que se realizara un nuevo recuento “voto por voto, casilla por casilla”, como exigían AMLO y sus seguidores, Ugalde escribe: “En todo caso, es probable que si se hubieran recontado las casillas donde López Obrador ganó ampliamente (pues sólo se hizo en las que triunfó Calderón), quizá la votación hubiera cambiado (pero) en beneficio del candidato del PAN” (página 310).

En ningún lado escribe Ugalde en su libro que López Obrador haya ganado la elección de 2006. Más bien dice exactamente lo contrario, pero bueno, se trata de ir creando la versión de que en 2024 “también habrá fraude electoral”.

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