Esto no lo escribí yo, pero pude hacerlo. Es más, ahora lo escribo...
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Plácido Garza detona el Episodio I de su sentir con Ernest Hemingway
Les platico:
En nuestros momentos más oscuros, no necesitamos soluciones ni consejos.
Lo que anhelamos es simplemente una presencia silenciosa, un toque suave.
Estos pequeños gestos son las anclas que nos mantienen fuertes cuando la vida parece abrumadora.
Por favor, no trates de arreglarme.
No tomes mi dolor ni alejes mis sombras.
Solo siéntate a mi lado mientras trabajo a través de mis propias tormentas internas. O simplemente, abrázame.
Sé la mano firme que puedo alcanzar aún a oscuras.
Mi dolor es mío para llevar; mis batallas son mías para enfrentar.
Pero tu presencia me recuerda que no estoy solo en este vasto y a veces aterrador mundo.
Es un recordatorio silencioso de que soy digno de amor, incluso cuando me siento roto.
Dime, en esas horas oscuras en las que me pierda, ¿estarás aquí?
No como salvadora mía, sino como compañera. Sostén mi mano hasta que llegue el amanecer. Abrázame, quiéreme, aunque sea a ratitos.
Ayúdame a recordar y recobrar mi fuerza.
Tu apoyo silencioso o estridente es el regalo más preciado que puedes darme.
El amor me ayuda a recordar quién soy, incluso cuando me olvido hasta de eso.
Cajón de Sastre:
- Hemingway le escribió esto a uno de sus gatos.
- Yo, no tengo gatos...
- Sabes cómo murió Hemingway?
- Yo, también...
- Mañana: Episodio II.