Fentanilo: un problema que no debe soslayarse en México
Mucho se ha comentado, en los últimos años, sobre el grave problema de salud pública que representa, en los Estados Unidos, el consumo del fentanilo, un opioide sintético diseñado originalmente para combatir el dolor intenso en personas enfermas, pero que derivó en casos de farmacodependencia.
Por desgracia, la discusión pública que se ha generado en torno a esta sustancia tiene más trasfondo político que sanitario, pues forma parte de un debate entre los gobiernos de México y los Estados Unidos acerca de la participación de organizaciones criminales mexicanas en su producción y trasiego hacia el vecino país del norte.
TE PUEDE INTERESAR: Se dispara 1,162% decomiso de fentanilo en Coahuila
La posición adoptada en nuestro país en relación con esta discusión se ha centrado, sobre todo, en negar que México sea productor de fentanilo y plantear más bien que los precursores para su elaboración provienen de Asia, principalmente de China.
Con independencia de que la discusión bilateral debería migrar hacia el territorio de la colaboración entre gobiernos, la discusión que se ha recreado hasta ahora ha dejado de lado el que, al menos en términos domésticos, es el aspecto más peligroso del asunto: el posible surgimiento de un mercado interno de consumo de fentanilo.
Tal como en su momento ocurrió con otras drogas duras −cocaína o las múltiples presentaciones de las metanfetaminas−, de las que originalmente fuimos sólo un “país de paso”, el riesgo mayor ante el fentanilo es que termine consumiéndose de forma importante aquí.
Y eso es justamente lo que parecieran reflejar las cifras de decomisos que consigna el Censo Nacional de Seguridad Pública Federal y de acuerdo con las cuales, en 2023 el volumen de fentanilo decomisado en Coahuila se multiplicó casi por 12, comparado con los datos del año previo.
En efecto, de acuerdo con la información proporcionada por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), que reúne la actividad de la Guardia Nacional y las secretarías de la Defensa Nacional y Marina, en 2023 se decomisaron 33 mil unidades o pastillas de fentanilo con un peso aproximado de 3.3 kilogramos, mientras en 2022 solamente se reportó el hallazgo de 2 mil 600 pastillas.
Se trata, es cierto, de cantidades pequeñas, pero el dato que es preciso observar es la velocidad en el crecimiento de los decomisos. Y, sobre todo, la pregunta que resulta obligado formular es, ¿cuántas de esas dosis decomisadas estaban destinadas a expandir el mercado interno de consumo?
TE PUEDE INTERESAR: Reforma judicial: ¿sin espacio para el diálogo?
Encender las alarmas ante estos datos es imprescindible, pues si en un país con los recursos que Estados Unidos posee, el fentanilo está causando los estragos que todos los días se reseñan, en el nuestro las consecuencias serían todavía peores.
Estamos ante una amenaza grave que debe ser contenida antes de que nos explote en la cara y nos pase una factura que difícilmente podremos cubrir.