FOX News y la ausencia de toda ideología, una lección para la 4T
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La reciente experiencia de la cadena noticiosa FOX News ofrece una suerte de lección para quien sea gustoso de entenderla, aunque no estoy muy seguro si alguien será lo suficientemente inteligente para aprovecharla.
Como sabrá o por si no, FOX News es la cadena “informativa” del emporio de comunicación y entretenimiento de don Ruperto Murdoch (ok, “Rupert”, pues) que con el devenir de los años se ha convertido en caja de resonancia de la extrema derecha más rancia, blanca y ultraconservadora gringa.
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Por consiguiente, la era del presidente más esperpéntico en la Historia de los Estados Unidos, Donald J. Trump, fue para FOX News un auténtico carnaval, dándole a los entusiastas del “bad hombre” todo lo que les endulzaba el oído, un día sí y el otro también.
La cosa se complicó luego de la elección de 2020, misma que el impresentable republicano perdió por contundente chinga aunque, como vimos, se negó a reconocer su derrota y animó a sus incondicionales a apoyarlo en su intentona de anular los comicios, caldeando sus ánimos con teorías conspirativas sobre un supuesto fraude electoral, lo que resultó en la violenta toma del Capitolio por un grupo armado de simpatizantes a los que a la postre Trump desconoció como producto lógico de sus arengas de insurrección.
A los “maga” (los trumpistas de hueso colorado, o que diga, anaranjado) no hacía falta convencerlos de nada. Estaban más que seguros de que se había perpetrado un fraude en contra de la soberanía popular para imponerles a la enésima reencarnación demócrata del Anticristo, Joe Biden.
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Como ya le digo, no había que convencer a esta gente de nada, sobradamente convencidos estaban del fraude, de las teorías de QAnon y de que la Tierra es plana, pero necesitaban en efecto el respaldo de su cadena de noticias consentida, caja de resonancia, Torre de Marfil y fuente de la incuestionable verdad, FOX News.
Y la cadena de Rupert Murdoch no habría tenido ningún empacho en darle a su teleaudiencia el soporte emocional y la retroalimentación que tanto necesitaban, salvo por el pequeño hecho de que, en el contexto electoral, las mentiras eran cada vez más y más difíciles de sostener.
Sólo por citar un ejemplo: Trump acusó que el fraude en su contra había sido urdido y ejecutado por sus adversarios en complicidad con la empresa Dominion, proveedora del hardware y software necesarios para recoger el sufragio electrónico de los votantes. Según el angelito Trump, allí, en el voto electrónico, le habían escamoteado los votos de su presunta reelección.
Pero pasa que Dominion Voting Systems no es ninguna empresa advenediza en su área, ni los contrataron por baratos. Es una multinacional canadiense líder en el ramo, con presencia en varios países, tanto en elecciones locales como presidenciales. De manera que las ligeras acusaciones del soquete de Trump, replicadas y amplificadas en su momento por FOX News, no sólo ponían en duda el prestigio de la compañía, sino que ponían en duda cualquier resultado electoral en donde dicha empresa hubiera jugado un papel como proveedor.
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Dominion preparó ipso chingam una demanda en contra de FOX News por mil 600 millones de dólares. El juicio, en el que se llamaría a testificar los principales conductores y comentaristas de FOX News, responsables de repetir como loros trepanados todos los embustes de Trump, estaba a punto de comenzar. Los ejecutivos de FOX evaluaron sus posibilidades y, conscientes de que no tenían ninguna evidencia del robo de la elección, evitaron el juicio llegando a un arreglo económico con Dominion.
Dado que defender la teoría del fraude contra Trump le costó a FOX 758 millones de dólares, no le quedó otra a sus comentaristas que reconocer la legitimidad de la elección y el triunfo de Joe “little cotton head” Biden. Y he aquí que todo el público cautivo de las noticias de FOX y su apestosa línea editorial se sintió peor que defraudada, traicionada por su medio informativo, ya que la cadena “había dejado de conducirse con la verdad”.
Ya sin Trump en la Presidencia y con la dolorosa ($) experiencia en los tribunales, FOX News ha tenido que andarse con más cuidado, cosa que le ha costado sus antes increíbles índices de audiencia y los respectivos patrocinios multimillonarios.
Pero lo mejor de todo es que a raíz de lo anterior, se han filtrado diversas comunicaciones internas de directivos y presentadores noticiosos de FOX News, revelando dos cosas principalmente: primero, que nadie en el canal cree de hecho en todos los embustes que han estado restándole a la gente como si fueran información digna de crédito, que de hecho son perfectamente conscientes de que todo son delirios carentes del mínimo sustento. Si pendejos no son, tampoco están ideologizados, sólo repetían las falacias ad nauseam porque así su segmento del público quedaba hechizado, inmerso en las teorías conspirativas y los ratings se mantenían hasta arriba. Y dos, que ningún entrevistador o conductor del canal soporta de hecho a nivel personal a Donal Trump, que se expresan de él como un loco peligroso y además desagradable, al que ya no veían la hora de que perdiera relevancia para poderlo obviar. El mismo Murdoch dijo en algunos memorandos que el expresidente favorito del “white trash” se estaba conduciendo como un demente.
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Sin embargo, nada de ello obstaba para que, al aire, en público, fueran sus principales apologistas e ideólogos. Los más comprometidos defensores de su causa, causa en la que jamás han creído y de la cual de hecho se carcajean, jugando ese papel sólo porque les es millonariamente redituable.
Y esa es la nota optimista que nos queda y la moraleja que muchos, de este lado de la frontera, deberíamos saber ver: que todos esos imparables intelectuales, opinadores y encomiastas del cuatroteísmo, esa caterva de infrahumanos capaces de desechar de golpistas y neoliberales las demandas de los niños con cáncer, los reclamos de los desaparecidos, los extrañamientos de quienes ven en peligro la democracia; el día de mañana quizás no defiendan el movimiento con la misma vehemencia, pues la gran mayoría ni siquiera está defendiendo sus convicciones, solamente están sirviendo a un público cautivo lo que quiere escuchar. Por lo que no deberíamos ni molestarnos en dialogar con ellos, pues no hay allí ninguna batalla ideológica que librar.
Y el que mejor debería tomar nota mental del caso es “ya saben quién”, pues a veces me da la impresión de que llega a creer que todo ese respaldo mediático es de verdad orgánico, incondicional, genuino, militante y a perpetuidad.