Francisco Villa, figura histórica a revisión, pero no ejemplo nacional
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Francisco Villa es el personaje histórico que el Gobierno Federal instituyó este 2023 como figura central de difusión, a cien años de su aniversario luctuoso.
Llama la atención que sea este el revolucionario que se eligió como antes ocurrió con los Flores Magón y Leona Vicario.
Venustiano Carranza pudo haber sido elegido en el año 2020, al conmemorarse el aniversario número 100 de su muerte, pero no fue del interés del presidente Andrés Manuel López Obrador en virtud de no representar la imagen que desea ofrecer de su gobierno: no era proveniente del pueblo, sino de una clase acomodada. Sin embargo, Venustiano Carranza tenía, como ninguno otro de los caudillos de la revolución,
la idea de nación: el coahuilense tenía muy claro el sentido y la dirección que debía llevar México una vez concluida la lucha armada.
Sin duda, Francisco Villa, con su estrategia militar, favoreció el éxito del movimiento constitucionalista, sin embargo, fue un hombre atrabiliario, violento y más sombras que luces están sobre él. Con las mujeres fue especialmente un hombre terrible: se conoce que en alguna ocasión hasta una pira hizo con ellas luego de habérsele enfrentado.
En cambio, Venustiano Carranza tuvo de su y a su lado a mujeres que favorecieron la lucha armada, que lo apoyaron porque confiaban en él.
Carranza creía en las leyes y de ahí la Constitución de 1917, señalando el camino que debía regir al país bajo la normatividad.
No se trata de que una comparación entre uno y otro personaje deban ser o no enaltecidos por el Gobierno Federal. En realidad, la historia es quien debe juzgar sus acciones. Tiempos de guerra, pero aún dentro de ellos, había reglas que respetar que en el caso de Francisco Villa mayormente no ocurrió así.
Para defender el hecho de que sea este personaje el elegido como una figura de promoción por el actual Gobierno Federal se habla de sus hazañas militares, que sin duda las tuvo y fueron determinantes. Pero es indispensable que se conozca al personaje en todos sus ángulos, que no sea un personaje que al 100 por ciento se enaltezca, pues la virulencia y violencia con la que actuó no es de ninguna manera para dar un ejemplo nacional.
Lo que no se hizo con Carranza, en el año en que debió corresponderle su difusión, se haga con Villa: quién era, cuáles fueron sus orígenes, cómo fue su actuación y su relación con los demás caudillos de la revolución, qué ideas tenía en mente para el país, cómo pensaba ponerlas en marcha, si es que tenía idea de hacerlo, de quiénes se rodeó y qué hicieron algunos de sus sanguinarios colaboradores en esta época crucial para México.
Es un hombre que conjuga simpatías y abiertas antipatías. Pero en aras de un mejor conocimiento de lo que pasó, en aras de un mejor conocimiento de lo que se hizo, es lo deseable que no se le coloque como un héroe al cual enaltecer, sino como el hombre que con mucha violencia, aun viniendo del pueblo, actuó en este proceso revolucionario de manera sanguinaria.
Carranza, el hombre que enfrentó al espurio de Victoriano Huerta y dejó Palacio de Gobierno de Coahuila para salir a defender a México, aun no viniendo del llamado “pueblo”, desde nuestro punto de vista es el personaje al cual el Gobierno Federal debería tener mucho más presente.