- 22 abril 2024
Guerra estratégica para contener el mundo multipolar
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En el siglo 19 la Revolución Industrial, instalada en Europa y Estados Unidos, impulsó la necesidad de ampliar los espacios de inversión con menores costos -sobre todo costos salariales- y mercados de colocación proyectados a largo plazo.
Sin embargo, los imperios feudales tardíos y caducos contenían el impulso del capital; muchas guerras locales se sucedieron en ese siglo: independencias criollas en América Latina; de secesión en Estados Unidos 1861-1865; franco-prusiana 1870-1871; en 1898 la Unión Americana contra España por el dominio estratégico de Cuba; enfrentamiento marítimo Rusia-Japón 1904-1905; entre otras. Conflictos para ampliar la acumulación de capital.
Derrotados los imperios Austro-Húngaro y Otomano en la Primera Guerra Mundial (1914-1918), se inició la construcción de nuevo orden mundial en el que Gran Bretaña y Estados Unidos emprendieron la transformación de imperios territoriales a la neocolonización económica. Como potencia, la Alemania derrotada también requería su “espacio vital”.
La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) -incorporado Japón y su pretensión de control asiático- puso de manifiesto la necesidad de consolidar el modo de producción capitalista; la historia apunta a la tolerancia occidental para que el régimen de Adolfo Hitler derrotara a la Unión Soviética socialista, para negociar su espacio político y económico en todo Europa oriental, con la desocupación de Francia y Polonia. No fue así por la victoria del Ejército Rojo sobre las hordas nazifascistas y así inició la Guerra Fría (1945-1992).
Ya desde el siglo 18 Rusia no fue bien vista por los países europeos, más aún con el socialismo real del siglo 20, pero ese “acertijo, envuelto en un misterio, dentro de un enigma” -como definió Winston Churchill al país eslavo-, devastado a la caída del socialismo real en 1991, resurgió de las cenizas con el liderazgo de Vladimir Putin, con importantes alianzas geoestratégicas, sobre todo con la China de Xi Jinping, para construir la compartida “nueva ruta de la seda”, su propio espacio de inversiones de capital en el mundo, sobre todo en Asia, África y América Latina. Desarticular esas alianzas es la causa de la guerra en territorio ucranio; la paz no es estrategia.
Muchas las provocaciones a Putin: violento golpe de Estado en Ucrania, noviembre de 2014; incumplimiento de Francia y Alemania de posteriores acuerdos de Minsk (05-09-14) para pacificar el territorio Donbás; por lo anterior, atroces ataques de neonazis del régimen de Kiev, con más de 14 mil muertos civiles y combatientes -de quienes no se habla- en Donetsk y Lugansk (ahora territorios anexados rusos); ampliar la OTAN para instalar armamento nuclear en la frontera con Ucrania, entre otras.
Por lo anterior, el 24 de febrero del 2022, el nuevo zar decidió la “operación especial militar” en el país vecino. Inmediatamente Occidente aplicó sanciones económicas y financieras -aparte de los cientos de bloqueos que ya existían- para colapsar la economía rusa, lo cual no ha sucedido, pero sí el efecto inflacionario global que aún se padece.
Si en la Guerra Fría se enfrentaron proyectos antagónicos económica, política y socialmente, capitalismo y socialismo, en la configuración del mundo multipolar del siglo 21 el conflicto es por intereses de inversión de capital, por eso Occidente opera a su favor: estrategias arancelarias; facilidades de relocalización de inversiones que debiliten a China; sanciones a países que cooperen con el régimen ruso; alertas europeo-estadounidenses a países africanos que reciban inversiones del gigante asiático (ABC Internacional, 15-12-22), entre otras. Aparte, distorsiones informativas en medios de comunicación occidentales.
En este contexto de intereses geoeconómicos, para fomentar su imagen conciliadora, China propuso 12 puntos de solución, en resumen: evitar una nueva guerra fría; diálogo como solución; proteger las instalaciones eléctricas nucleares; resolver crisis humanitaria; abrir canales de distribución de granos; acatar disposiciones de la ONU (24-02-23); colaboración en la reconstrucción. Propuesta no aceptada.
No se vislumbran posibles acuerdos a esta guerra estratégica porque Occidente pretende contener la siguiente etapa del capitalismo, la multipolaridad. Mientras tanto mueren miles de eslavos y en el mundo aumenta la pobreza.
Encuesta Vanguardia
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