IMSS, ¿bienestar?
50 millones de connacionales carecen de salud digna, de servicios hospitalarios de salud suficientes... donde al enfermo se le ofrezca bienestar
Para el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), referencia añeja en la política mexicana, nuestras autoridades escogieron un (su) apellido ad hoc, bienestar. Magnífico sobrenombre cuando se goza de él. Mentira cuando no es realidad. No es necesario ir lejos: 50 millones de connacionales carecen de salud digna, de servicios hospitalarios de salud suficientes y de clínicas en las cuales atenderse en forma adecuada, es decir, donde al enfermo se le ofrezca bienestar. No sobra recordar la situación endeble y de temor de los pacientes. La mayoría acude en busca de protección y seguridad.
Muchos enfermos viajan durante horas para llegar al nosocomio, esperan otro tanto y la consulta no dura más de cinco o siete minutos, la mayoría de las veces sin explorar al paciente. Los galenos no son los responsables de esas irregularidades; la población en espera de ser atendida es enorme.
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Hace una semana fui testigo, con un paciente que se convirtió en mi testigo, de la disfuncionalidad antibienestar del Instituto.
La historia es breve. El viacrucis, las dudas, el dolor y la desesperación para la familia y para el afectado es inmenso. Se trata de un hombre joven de 37 años con diagnóstico de cirrosis alcohólica. Acudió en más de una ocasión a su clínica. En la medida de lo posible fue atendido con diligencia. El punto de quiebre, el del IMSS real, sin bienestar, fue cuando le informaron a la familia que la hemoglobina no pasaba de cuatro gramos y la cifra de plaquetas era de 20 mil. Ambos indicadores suelen ser incompatibles con la vida, ya sea por insuficiencia cardiaca, renal o por hemorragias en el cuerpo, en ocasiones dentro de la cabeza.
De lo anterior, Zoé Robledo, director general del IMSS desde 2019, de no saber el significado de las cifras, puede consultar con sus asesores. Al acudir con su galeno, al enfermo y a su familia les dijeron que deberían esperar ¡cuatro días! antes de acudir a urgencias para resolver si era candidato a transfusiones de sangre y de plaquetas. La dilación, especulo, se debía a falta de recursos. Aguardar fue imposible. El enfermo acudió dos días antes. Se le suministraron sangre y plaquetas, procedimientos adecuados, pero, la parte fundamental, averiguar si el problema se debía a várices esofágicas, complicación seria y frecuente de la cirrosis, no se estudió.
Al enfermo se le trató y se mantuvo con vida gracias a los productos sanguíneos. La parte medular, ocuparse del daño hepático, no se hizo. Ni por asomo pienso en trasplante hepático, imposible considerarlo dada la gran población con esa enfermedad y las limitaciones de la institución. Posible y necesario, en cambio, es mejorar, transitoriamente, la situación del hígado.
Dos ejemplos para ilustrar las herencias del gobierno de López Obrador. Salud y vidas dignas versus ideas como el Tren Maya, cuya función raquítica ahora compite deslealmente con agencias privadas al disminuir los precios; o bien, la refinería de Dos Bocas, rebautizada Olmeca, orgullo del sexenio pasado, cuya producción “sin límite” viaja por el espacio sideral.
Agrego para concluir, no para acallar la realidad, dos notas. Primera. IMSS Bienestar surtió sólo 76 ppr ciento de recetas, muchas incompletas, en 2020; el menor nivel en siete años. Medicamentos sencillos como paracetamol se escasearon. Segunda. El recorte presupuestal, de acuerdo con el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación propuesto para 2026, sería sólo de 30 mil millones; no estoy seguro si se llevó a cabo dicha barbaridad. Sin dinero, lo sabe el gobierno, no hay salud. “A veces no tenemos cubrebocas”, comentó una enfermera del Instituto Nacional de Cancerología.
¿Brinda el IMSS bienestar? Para no entrar en especulaciones: ¿dónde se atiende la mayoría de los miembros del gobierno morenista, tanto del actual como del pasado?