‘Incivilidad vial’ en Coahuila: las consecuencias de expedir licencias sin control
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Obviar la necesidad de un examen práctico previo a la expedición de una licencia de conducir es una omisión muy grave que debe ser rectificada de inmediato
Parecería una obviedad, pero no lo es: conducir un vehículo por las calles de cualquier ciudad implica una responsabilidad que no puede −ni debe− confiársele a cualquier persona, sino solamente a quienes hayan probado, de forma suficiente, poseer los conocimientos y habilidades para colocarse detrás de un volante.
Se trata de una noción que surgió hace más de un siglo, cuando en España se legisló por primera vez respecto de los requisitos que debían cumplir los autos y sus conductores para poder circular por las calles de las ciudades, así como por los caminos rurales.
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“El conductor de un automóvil por las carreteras estará obligado a presentar su permiso y el documento que acredite la habilitación del vehículo para circular, siempre que lo reclamen las Autoridades y funcionarios competentes, o sus agentes y delegados, como ingenieros, ayudantes, sobrestantes, capataces y camineros afectos al servicio de las respectivas carreteras”, rezaba el real decreto publicado en septiembre de 1900 en la Gaceta de Madrid.
Desde entonces también se tenía claro que las infracciones a la reglamentación debían generar como resultado el que los responsables fueran castigados adecuadamente: “El conductor que en el transcurso de un año infringiere dos veces las prescripciones reglamentarias en lo que hace referencia a sus deberes, podrá ser privado de su permiso para conducir automóviles”, rezaba el citado decreto.
Señalar lo anterior tiene como objetivo evidenciar lo grave que resulta el que, para el Gobierno de Coahuila, carezca de valor garantizar que quien obtenga un permiso para conducir en nuestra entidad posea las habilidades necesarias para poder realizar tal actividad.
Y es que, como se consigna en el reporte incluido en esta edición, el titular de la Secretaría de Infraestructura, Desarrollo Urbano y Movilidad (SIDUM), Miguel Ángel Algara Acosta, ha reconocido que en Coahuila se expiden licencias sin acreditar la habilidad para conducir porque ¡se requiere involucrar a muchas personas en dicha tarea!
“Se requieren muchísimas personas para poder desarrollarla (la prueba práctica), una gran inversión. Es un tema no solamente de presupuesto y de inversión, sino de una logística y de estudios que se tienen que realizar”, dijo Algara Acosta.
¿Es posible tomar la afirmación anterior como una explicación aceptable para una omisión tan grave como lo es la de obviar los exámenes de manejo previos a la expedición de una licencia de conducir?
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La respuesta es, desde luego, un rotundo no. Y lo es porque, sin duda, esta gravísima omisión es la que explica la grave incivilidad que padecemos en las calles de nuestras ciudades, así como los numerosos accidentes que cada año cobran vidas humanas o condenan a cientos de personas a vivir con secuelas permanentes.
El mea culpa −involuntario seguramente− del secretario Algara Acosta tendría que ser objeto de una rectificación en los hechos, pues se trata de uno de los peores errores que se hayan detectado en el servicio público de la entidad.