Incomunicación, estridencia o diálogo
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Los marineros escuchan el canto de las ballenas.
Los cazadores se extasían con el canto amoroso de los pájaros.
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La voz capaz de articular sonidos significativos establece, en el mundo animal y humano, la comunicación. La emisión, la recepción y un cierto código común van logrando la sorpresa de la comunicación.
El estímulo inicial provoca una respuesta y se va logrando un entendimiento. Se da en el mundo de las aves y en el de fieras y cetáceos.
Distinguen entre un sonido para iniciar un idilio y el que provoca una desbandada por peligro amenazante o el que revela enemistad e inicia una pelea.
En la colectividad humana, la comunicación explica o entiende, y surge el coloquio, la conversación, el acuerdo. Se evitan así suposiciones por silencios inesperados mal interpretados. Por ellos surgen rechazos, retiradas, disgustos, rupturas y separaciones. Aparecen los denuestos desde una oposición furiosa.
ESTRIDENTE PARLOTEO
Explota la estridencia descalificadora.
No hay palabras sino gritos. No hay opiniones sino condenaciones. Nadie se excusa y todos acusan. Ahí está ya esa distancia de almas, ese vacío de silencio que es signo de exclusión recíproca. Y llega a estar ahí hasta la amenaza que subraya desprecio.
El espectáculo es de relaciones rotas, de desencuentros, de agresiones desde la distancia. Huele a guerra fría por el diálogo congelado. Si transcurre el tiempo así, todo se acentúa y se vuelve más difícil el oírse y entenderse.
MEDIACIÓN PARA INTERLOCUCIÓN
Los mediadores se empeñan en facilitar acercamientos, oportunidades de intercambiar posturas y propuestas. El mutuo conocimiento puede deshacer prejuicios y derretir resentimientos y llegar a los signos de reconciliación. Empieza así a respetarse lo que no se comparte.
El espíritu deportivo es capaz de encontrar al adversario con un saludo antes del juego y, lo más noble y civilizado es reconocer la derrota, después del partido y felicitar al triunfador por su victoria.
Urgen esas actitudes de civilización, de madurez relacional, del reconocimiento de las diferencias, sin quemarse en una actitud conflictiva intransigente. Urgen en las contiendas electorales y en las estridencias bélicas que impiden la concertación sin rencores.
TRIPIÉ CUARESMAL
En el Día de la Amistad de este año bisiesto, el creyente usó el sacramental de la ceniza en su cabeza para iniciar su camino hacia la celebración de la Pascua de Resurrección.
Se recuerdan los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto enseñando cómo vencer las tentaciones del afán de poder, de tener y de placer.
La comunidad de fe recuerda el tripié cuaresmal: La sobriedad, moderación o templanza; la generosidad amorosa y servicial y el esfuerzo sacrificado y gozoso en el seguimiento de Jesús, Señor, Maestro, Salvador y Amigo.
TOMAR UNA DECISIÓN
“Oye, me dejaste plantada. Estoy aquí desde las 5 pm, como quedamos”. Lo dice ella a Dinor con voz aguda, mientras mete sus cabellos bajo la capucha, que la protege de la llovizna. Dinor no deja de sonreír y le explica: “Mira, Elen, me citaste a la hora pico. Venía a vuelta de rueda, detrás de muchos carros de impacientes como yo”. Le saca a ella una sonrisa con un beso veloz en la mejilla.
“La noticia”, dice ella, “es que me voy a estudiar a Canadá la maestría. Piénsalo esta noche con tu almohada y mañana vemos si seguimos o mejor nos damos libertad para tomar decisiones”. Arrecia la lluvia. Dinor ve su reloj, da unos pasos, levanta la mano despidiéndose y vuelve al automóvil. “Mañana, también a las cinco, aquí”, le grita ella desde la puerta del supermercado...