Inversión para la educación: Empresarios, es hora de apostar en el futuro del país

Opinión
/ 7 febrero 2025

Si no convencemos a la IP, de que invertir en la especialización y en la infraestructura que facilite esta especialización es necesario, se estarán condenando a sí mismas

Escribo algo que no es popular y no gusta, pero es cierto: Queremos un país desarrollado, pero casi nadie quiere invertir en el desarrollo del país, especialmente en educación.

El gasto anual promedio por estudiante desde primaria hasta la educación superior en México es de unos 3 mil 500 dólares, el promedio de la OCDE es de 14 mil 200, es decir 4 veces lo que el Estado mexicano invierte. El gasto en educación inicial es de unos 2 mil 800 dólares por estudiante, mientras que el promedio de OCDE es de 11 mil 735, de nuevo, unas 4 veces lo que invierte México.

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Sabemos que la inversión del Estado ronda el 3 por ciento del PIB y es insuficiente, pero... ¿Qué hay de la iniciativa privada, de la ciudadanía? Constantemente hablamos de que la educación es la solución de todo. De que el futuro del país reside en el acceso universal a educación de alta calidad para nuestras infancias y juventudes... ¿Quién abre la cartera para respaldar esa creencia?

Mexicanos Primero estima que hacen falta unos 273 mil 080 millones de dólares para que todas las escuelas en México tengan condiciones básicas que garanticen el derecho al aprendizaje. Oxfam estima que un impuesto a la riqueza en nuestro país de menos del 5 por ciento anual serviría para reunir más o menos esa cantidad. Es decir, si al empresariado más rico de México y al Estado les importa realmente la educación, la solución está al alcance de una reforma fiscal mínima.

Pero en México las empresas difícilmente invierten en educación cuando no es capacitación especializada para su personal. Sabemos de la relevancia del acceso y alfabetización en habilidades digitales e Internet para el aprendizaje, pero las empresas no están invirtiendo en esto, ni siquiera para su propio beneficio.

Con el auge de la IA hemos visto inversiones por parte de las empresas en innovación por miedo de quedarse rezagadas más que por querer innovar. Pero México ha sido un país en el que históricamente las empresas no invierten en I+i+D, y dependen del financiamiento público en estas áreas (como hacían con los PEI del entonces CONACYT).

La IP mexicana ni siquiera iguala el gasto público en innovación, bajo la excusa de que “tiene que haber condiciones adecuadas para la inversión”. Pero en México hay oligopolios de 30+ años y nunca han desarrollado tecnología propietaria ¿Alguien sabe cuántas innovaciones tecnológicas y patentes han desarrollado Telmex o Telcel?... ¡exacto!

¿Saben qué institución tiene más registros de patentes en México? UNAM. El top 10 de esta lista son Universidades, casi todas públicas.

Urge un cambio en el razonamiento de inversión de la IP mexicana, si queremos dejar de ser un país de maquila. Y esto involucra que estén dispuestos a invertir en educación, en infraestructura y en programas de innovación y desarrollo tecnológico que permitan al país avanzar como sociedad del conocimiento y dejar atrás nuestra costumbre maquiladora para el vecino del norte.

La sociedad civil necesita impulsar este cambio de mentalidad. Las empresas no van a invertir si no ven incentivos inmediatos. El Estado no puede costear estas inversiones, especialmente en la situación de riesgo económico que nuestra dependencia a los EU significa ante el fascismo nacionalista de Trump.

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La educación de nuestras infancias y juventudes para formar profesionales técnicos altamente especializados en tecnologías de información, constituye la mayor inversión en un activo nacional que podamos hacer.

Si no convencemos a la IP, de que invertir en la especialización y en la infraestructura que facilite esta especialización es necesario, se estarán condenando a sí mismas a ver cómo otros países nos dejan atrás y nuestra economía nacional se estancará hasta no ser recuperable.

Empresariado mexicano: Es hora de que su cartera respalde sus palabras.

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