La Autónoma de Coahuila y su crisis grave financiera
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La Universidad Autónoma de Coahuila arrastra, desde hace tiempo, una crisis financiera que, al decir de su rector, Salvador Hernández Vélez, no hará sino agudizarse en los próximos años debido, sobre todo, al crecimiento en el número de sus jubilados y pensionados.
En un reportaje que hoy publicamos en Semanario, el suplemento de investigación periodística de VANGUARDIA, se detallan las tres principales causas de la crisis universitaria: el sistema pensionario, la elevada proporción de empleados administrativos y el injusto esquema de asignación de recursos federales al que se encuentra sujeta la máxima casa de estudios de Coahuila.
La primera y la tercera tienen que ver con las políticas implementadas en relación con el gasto en educación superior desde el Gobierno de la República. Se trata, debe decirse también, de políticas que no son nuevas, aunque sí se han reforzado en los últimos años.
Por lo que hace a las pensiones, la desaparición –desde 2018– de un programa especial en el Presupuesto de Egresos de la Federación implicó dejar a las universidades estatales del país prácticamente sin recursos para pagar dicho rubro.
En términos de financiamiento ordinario, la de Coahuila es una de las cinco universidades estatales mexicanas a las que la Federación sólo apoya con el 50 por ciento de su presupuesto mientras a otras –como la Universidad Nacional Autónoma de México– les da el 100 por ciento; o el 77 por ciento, como es el caso de la de Nuevo León.
Sobre el alto porcentaje de plazas administrativas, la rectoría de la UAdeC ya ha anunciado un plan de recorte en este rubro suspendiendo la renovación del contrato de más de un millar de plazas eventuales, casi todas ellas adscritas a los hospitales universitarios.
Pero además de estos problemas, que han sido diagnosticados por diversas instancias externas, en la UAdeC también persisten excesos y abusos en el ejercicio del presupuesto universitario que se traducen en la existencia de “aviadores” y cientos de personas que ocupan dobles plazas o combinan empleos simultáneos, de tiempo completo, en la UAdeC y otras dependencias de los gobiernos estatal y municipales.
Se trata de vicios que el propio rector reconoce y que asegura estar en la ruta de erradicarlos, pero que demandan no solamente un análisis financiero sino también desde la perspectiva ética.
¿Cómo puede instalarse la comunidad académica de la UAdeC en el papel de vanguardia de la sociedad si practica todos los vicios que la sociedad rechaza en el sector público?
La erradicación de los excesos que documentamos en esta edición, también es importante decirlo, no resolverían los problemas financieros de la UAdeC. Pero hacerlo es indispensable para que la institución contenga la fuga de recursos y recupere la autoridad ética que requiere para exigir a los gobiernos federal y estatal que destinen mayor presupuesto a su funcionamiento.
Es de esperarse en este sentido que la propia comunidad se una al rechazo de los vicios y, en consecuencia, estos se reviertan a la brevedad posible.