La cárcel más grande del mundo y los titiriteros locos

Locos los titiriteros, locos los títeres, muertas las rosas. Así la atmósfera en la guerra que Israel mantiene sobre niños, mujeres y hombres palestinos. Este genocidio es un recordatorio claro para todos los ciudadanos de la tierra: los intereses geopolíticos están por encima de los derechos humanos y de la legítima ocupación de una población sobre su propio país. Es también un recordatorio de que la ONU puede librar pequeñas batallas y asumir el respeto por los derechos civiles, siempre y cuando no afecte los negocios y planes de las naciones hegemónicas.

¿Qué es ser el pueblo elegido? ¿Bajo qué libro religioso? Religiones hay muchas y cada grupo se considera el preferido, cosa que me parece un absoluto horror, ya que por sí mismo este planteamiento enfrenta a las personas.

Locos los titiriteros y locos los títeres. Así es como los títeres se convierten en soldados que se encargan de borrar de la faz de la tierra, sin asomo de arrepentimiento, a mujeres, niños y hombres en Palestina y en África y en los conflictos armados que hay actualmente por distintas zonas del planeta. Un puñado de hombres interesados en el control territorial y de los recursos naturales de las naciones en donde se encuentren estos incendios bélicos.

Ante este contexto, es inhumano que los líderes de las naciones no sean capaces -salvo contadas excepciones-, de detener esta y otras masacres que resultan en genocidios. Sin embargo, volvemos a la nimia lógica que opera terroríficamente: el humanismo no importa.

Espero equivocarme, sin embargo, pienso que Israel solo se detendrá hasta acabar con el total de la población Palestina.

Al Jazeera es el medio de comunicación que desde el mes de mayo, tiene prohibido transmitir su señal en Israel. ¿Será que busca que las noticias dejen de difundirse entre sus ciudadanos, pues una parte ya está protestando? Además, corresponsales de Al Jazeera han sido asesinados por el ejército israelí y se suman al resto de los corresponsales caídos. El año pasado, más del 70 % de los periodistas asesinados, eran palestinos cubriendo el conflicto en Gaza. En contrapunto, un portavoz de la Casa Blanca expresa condolencias por uno de los periodistas asesinados.

Con es visto, los mensajes políticos están lejos de una paz verdadera. Recordemos que en 2020, Estados Unidos de América entregó 3.800 millones de dólares como ayuda a Israel, soporte que se extendió desde el gobierno de Barack Obama; la mayor parte de este dinero fue usado para asistencia militar. Ahora, hace varias semanas el gobierno de JoeBiden anunció la aportación de 26.000 millones de dólares adicionales a Israel. A esto se suma el que recientemente solicitó al Congreso la autorización para transferir más armamento a Israel, en este caso por más de mil millones de dólares.

Casi el 70 % de las armas que posee Israel han sido suministradas por EUA. El resto son producidas por el propio estado de Israel, que a su vez vende armamento a Estados Unidos y otros países.

Mientras, Palestina es la cárcel más grande del mundo, una cárcel en donde hay niños, mujeres y hombres. Todo esto lo contempla el desafinado concierto de países que no se asombran ante cada protocolo humanitario derribado junto con personas de otras naciones que habían llegado a ayudar y han sido también masacradas.

No, no es un exceso usar aquí varias veces las palabras masacre, asesinato o genocidio. Aunque se vea tremendo, es apenas una descripción mínima de lo que en Palestina se multiplica por miles.

Curiosamente, el vocablo genocidio fue acuñado por el jurista polaco de origen judío, Rafael Lemkin, quien unió la palabra griega genos que significa raza o tribu y el vocablo latino cide, que significa matar.