La ceremonia cívica del 16 de septiembre ha cambiado
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Como ejecutante de cambios que considera aplicables, la Presidenta ajusta la lista de personajes históricos que contribuyeron a la Independencia
Una porción de estructuras vetustas ha sido removida. El Grito de la presidenta Claudia Sheinbaum caló hondo en quienes consideran que las tradiciones cívicas y discursivas son inamovibles. Esta visión obedece a la ignorancia sobre los procesos que conforman las identidades de naciones enteras, ya que historiográficamente está visto que las ceremonias cívicas son un diseño de quienes toman decisiones.
Si realmente se cumpliera con lo narrado en los documentos, escucharíamos la verdadera arenga del cura Miguel Hidalgo en la primera misa de la mañana del 16 de septiembre, cuando exclamó: “¡Hijos míos!, ¡Únanse conmigo! ¡Ayúdenme a defender la patria! Los gachupines quieren entregarla a los impíos franceses. ¡Se acabó la opresión! ¡Se acabaron los tributos! Al que me siga a caballo le daré un peso; y a los de a pie, un tostón”.
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Esta declaración fue escrita por el capitán independentista Juan Aldama, quien atestiguó el famoso “Grito de Dolores”. Y no, el cura Hidalgo no traía un estandarte de la Virgen de Guadalupe cuando dio el “grito”. Este estandarte lo tomó posteriormente, cuando en el camino, luego de algunas horas, pasando por el santuario de Atotonilco, entró a la sacristía y tomó el estandarte de la Virgen. Esta narrativa de hechos fue recuperada por el mexicano Carlos Herrejón Peredo, maestro en Teología por la Universidad Gregoriana de Roma y doctor en Historia por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París.
Además, el grito se llevó a cabo aproximadamente a las 6:00 de la mañana del 16 de septiembre en una misa oficiada por el cura Hidalgo. La ceremonia con fecha que se mantiene hasta la actualidad fue diseñada por Porfirio Díaz para celebrar su cumpleaños, que era precisamente el 15 de septiembre.
En realidad, el día 16 de septiembre fue el inicio de una carrera por la independencia que se prolongó durante 11 años y que culminó simbólicamente con la entrada del Ejército de las Tres Garantías a la Ciudad de México, el 27 de septiembre de 1821. Este ejército luchaba por la independencia, la unidad del país y también por la instauración de la religión católica.
Y ahora, como ejecutante de cambios que considera aplicables, la Presidenta ajusta la lista de personajes históricos que contribuyeron a la Independencia. Resarce en algo la invisibilidad de las mujeres que participaron en esta gesta, pues la narrativa hasta un sexenio atrás fue presidida por varones.
La doctora Sheinbaum cambió el nombre de Josefa Ortiz de Domínguez por el de Josefa Ortiz Téllez Girón y subió al imaginario colectivo a Gertrudis Bocanegra y a Manuela Molina “La Capitana”, así como a las heroínas anónimas y a las mujeres indígenas.
Así quedó el llamado “Grito”, que dudo permanezca igual si el siguiente sexenio gana la Presidencia un hombre, pues hasta a los correligionarios de la doctora les costaba agregar la “a” a la palabra presidenta: “¡Mexicanas, mexicanos: / Viva la independencia. / Viva Miguel Hidalgo y Costilla. / Viva Josefa Ortiz Téllez Girón. / Viva José María Morelos y Pavón. / Viva Leona Vicario. / Viva Ignacio Allende. / Viva Gertrudis Bocanegra. / Viva Vicente Guerrero. / Viva Manuela Molina “La Capitana”. / Vivan las heroínas anónimas. / Vivan las heroínas y héroes que nos dieron patria. / Vivan las mujeres indígenas. / Vivan nuestras hermanas y hermanos migrantes. / Viva la dignidad del pueblo de México. / Viva la libertad. / Viva la igualdad. / Viva la democracia. / Viva la justicia. / Viva México libre independiente y soberano. / Viva México. / Viva México. / Viva México!”.
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El vestido que usó fue bordado por Virginia Verónica Arce Arce, maestra bordadora de San Isidro Buen Suceso, Tlaxcala. Y en su tonalidad mayormente morada hace eco del movimiento feminista que se opone a la violencia contra la mujer. Pero seguro incluso estas interpretaciones molestan a mentes de mujeres y hombres cincelados en el más claro estilo conservador.
El vocablo “grito” proviene del latín quiritare, que significa “dar gritos de socorro”.
