La ciencia: un instrumento de cambio para las mujeres
COMPARTIR
TEMAS
El 11 de febrero se conmemora el “Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia”. Esto es así desde el 2015, cuando la Organización de las Naciones Unidas (mediante la Resolución A/RES/70/212) “siendo conscientes de las desigualdades existentes entre hombres y mujeres” decidió establecer una fecha para reconocer el rol crítico que desempeñan las mujeres y niñas en la ciencia y la tecnología.
Con motivo de la importancia de esta efeméride, de manera anual se celebran asambleas que permiten reforzar los lazos entre la ciencia, la política y la sociedad para buscar estrategias orientadas a mejorar el futuro. Una de las formas de hacerlo es a través del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Durante esta semana se llevó a cabo la 8ª Asamblea en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos. El programa consistió en un repaso de los ß, mismos que son: el fin de la pobreza; hambre cero; salud y bienestar; educación de calidad; igualdad de género; agua limpia y saneamiento; energía asequible y no contaminante; trabajo decente y crecimiento económico; industria, innovación e infraestructura; reducción de las desigualdades; ciudades y comunidades sostenibles; producción y consumo responsables; acción por el clima; vida submarina; vida de ecosistemas terrestres; paz, justicia e instituciones sólidas; y, alianzas para lograr los objetivos.
Particularmente en esta columna me quiero enfocar en el quinto objetivo: sobre la igualdad de género. Los ODS la describen no sólo como un derecho humano, sino como uno de los fundamentos esenciales para construir un mundo pacífico, próspero y sostenible. En los últimos años del siglo pasado y los primeros de éste, se ha notado un incremento en la escolarización de las mujeres y niñas. En 2020, Adva Gadoth y Jody Heymann hicieron un estudio titulado “Paridad de género: la correlación entre la educación y la supervivencia de hombres y mujeres” que tuvo como resultados que, a más educación para las mujeres, mayor es la esperanza de vida, las posibilidades de desarrollo económico, e incluso mejor salud mental y física.
Hoy, existen más mujeres ocupando cargos parlamentarios, de liderazgo político y/o económico, como las presidentas Halimah Yacob, de Singapur; Paula-Mae Weekes, en Trinidad y Tobago; Salomé Zurabishvili, en Georgia; Zuzana Caputová en Eslovaquia; Samia Suluhu en Tanzania; Xiomara Castro en Honduras; Dina Boluarte en Perú; por mencionar solo algunas. Mientras que Françoise Bettencourt Meyes, Alice Walton, Yan Huiyan, e Iris Fontbona figuran en la lista de mujeres más ricas del mundo.
Sin embargo, aún existen muchas dificultades y retos a los que se enfrentan tanto las mujeres como las niñas. Por ejemplo, según datos de la ONU, 750 millones de mujeres y niñas se casaron antes de los 18 años; y al menos 200 millones de mujeres y niñas fueron sometidas a la mutilación genital femenina (que, por cierto, el 6 de febrero se conmemora el día en contra de esta práctica violatoria de la dignidad de la mujer).
Además, aún existen 18 países en los que los hombres pueden impedir a sus esposas que participen en el mercado laboral; en otros 39, las hijas no tienen los mismos derechos de herencia que sí tienen los hijos varones; o, que en 49 países aún no se cuenta con leyes para la protección a las mujeres contra la violencia doméstica.
Ciertamente existen dos líneas de análisis muy claras, y, a su vez, son paralelas entre sí. Ya contamos con avances en beneficio de algunas mujeres y muchas áreas de mejora para otras que aún son víctimas de un sistema estructural de opresión. La crítica no debe ser en contra de quienes están triunfando, sino que debe ser a la falta de prioridad para atender las necesidades de aquellas que no han encontrado una mejor realidad.
Justamente es aquí donde la ciencia toma un papel bastante importante, y más si es liderada por mujeres. Somos nosotras quienes mejor entendemos nuestras necesidades, por lo que, la apertura de los espacios y el reconocimiento de nuestro trabajo es fundamental para que se cumplan las metas de este Día Internacional: poner fin a la discriminación contra mujeres y niñas en todo el mundo; eliminar las formas de violencia en los ámbitos públicos y privados; eliminar las prácticas nocivas de matrimonio forzado e infantil; mejoras legislativas y económicas para reconocer al cuidado y al trabajo doméstico; mejorar las condiciones de los sistemas de salud para atender el cáncer de mama y proteger los derechos sexuales-reproductivos; y el desarrollo de instrumentos tecnológicos que favorezcan el empoderamiento de las mujeres, así como su autonomía financiera.
Esperemos que los avances científicos que ya están cambiando la realidad de muchas sigan creciendo y transformando la vida de más mujeres y niñas en todo el mundo.
La autora es auxiliar de investigación del Centro de Educación para los Derechos Humanos de la Academia Interamericana de Derechos Humanos.
TE PUEDE INTERESAR: