¿La culpa es de los que votaron por AMLO?
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Según cierta clase muy visceral de cretino, todos quienes votaron (votamos, pues) por López Obrador le debemos alguna suerte de disculpa a este País (y a ellos en lo personal) por haber llevado al poder a un individuo tan incompetente, populista y retrógrado como el señor que ameniza las mañaneras.
Hay quienes de verdad creen que merecen alguna especie de desagravio de parte de los ciudadanos que emitieron un voto por el único candidato con posibilidades reales de sacar a EPN y Cía de Los Pinos, el mismo que ostentaba además el antecedente de corrupción menos ofensivo de cuantos disputaban la Presidencia (aunque le pese, a ese momento la cauda de escándalos de AMLO era la más corta de entre Anaya, Meade y “El Bronco”. Hoy ya es otra historia).
Ese resentido del que le hablo está hecho un basilisco y, como sabe que Andrés Manuel será relevado, jubilado y eventualmente pasará a mejor vida sin escuchar uno solo de los reclamos e improperios, diatribas y vituperios que le tiene guardados, necesita escupírselos a alguien en la cara y ha de ser a cualquiera que de buena fe decidió jugársela con el viejito, quizás ya no por bueno sino por terco.
Pero el chango enojado necesita una banana y que le digan que tenía la razón, que él siempre supo cuál era la mejor opción para corregir el rumbo de México y que nos lo advirtió. Es tan picudo que incluso anticipó todo lo malo que iba a suceder una vez que AMLO se colocara la banda presidencial. Ya sabe: colapsaría la Bolsa Mexicana de Valores, se fugarían todas las empresas extranjeras de México, el Gansito Marinela se iba a cotizar en 250 pesos por unidad; nuestras gorditas se iban a convertir en arepas y adoptaríamos el modelo comunista con la consecuente redistribución del ganado vacuno, ya usted sabe: por cada dos vacas que usted poseyera, el Estado le quitaría una para dársela a su vecino.
—¡Óigame, pero yo no quiero tener una vaca! Exclamaría su vecino: ¿No ve que esto es una casa de interés social? No tengo ni donde estacionarla.
—¡Pues se chinga, compañero! Agradecido debería estar con el camarada AMLO y el Ministerio del Bienestar, que le están restituyendo lo que el régimen neoliberal le robó. Así que ahora a cuidar bien de esta vaca; aliméntela como Dios manda y dele suficiente de beber, que el recolector pasará muy temprano todos los días por dos litros de leche como contribución voluntaria a la causa. Porque si no, será considerado un enemigo de la Revolución Transformadora y podría ser juzgado y encarcelado por ello.
Los que pintaban estos escenarios simplemente se quedaron esperándolos, ¿sabe por qué? ¡Por pendejos! ¿Por qué más? ¡Lo siento, no se ofenda! Discúlpeme mucho si usted es esa joven de aquel video viral de 2018 en el que lloraba desconsoladamente porque “¡todos votaron por AMLO y vamos a ser pobres!”.
Pues no, lamento informarle que no somos pobres: México sigue siendo la economía mundial 16 (más o menos donde la dejaron los anteriores desgraciados). Así que estrictamente México no es más pobre con AMLO, aunque sigue estando lleno de pobres y no van a dejar de serlo con una pensión o beca nini del bienestar.
Pero los antiamlo apocalípticos, esos que quieren hacerle a usted sentir piojo por haberle dado una oportunidad a lo que se nos vendía como “la izquierda” (y sólo resultó ser la mano pajera) eran capaces de imaginar toda variedad de escenarios catastróficos ante el inminente triunfo de AMLO; pintaban cualquier cantidad de paisajes dantesco-venezolanos como consecuencia axiomática del triunfo lopezobradorista, cualquier cantidad le digo, excepto desde luego el escenario que sí resultó ser, es decir, el que estamos viviendo y presenciando.
Así que a la hora de sufragar, tan miopes los proamlo como cortos de vista los antiamlo. Tan malos unos para advertir las consecuencias funestas que nos traería la 4T, como los otros para esperar lo mejor de una versión reciclada del Robolucionario.
Las fallas que finalmente presentó el proyecto (que obviamente las iba a tener) fueron otras completamente distintas a aquellas que unos y otros pudieron anticipar. Pero claro, esos soretes que afirman que AMLO es una maltrecha y arrugada fachada del mismísimo Belcebú, dirán que sí lo pudieron ver a tiempo, ya que todo lo malo podía esperarse de alguien tan despreciable. ¡Mentira podrida! Eso no significa que tengan visión de largo alcance ni capacidad de prospectiva, nomás le atinaron al árbol porque estaban apuntándole a todo el bosque.
Nadie pudo desde luego anticipar que la gran transformación de su sexenio significaría la completa militarización de la seguridad pública y de algunas funciones que tendrían que permanecer inexcusablemente bajo el control y la custodia civil, por no hablar de la enorme cantidad de presupuesto que esto supone y que será controlado por la Sedena, una entidad no auditable, que no rinde cuentas a nadie y que goza del privilegio en exclusiva del uso de la fuerza pública.
En síntesis, que AMLO le dio poder y muchísima más lana a una bestia que debería estar permanentemente encadenada, acuartelada y sin salir a menos que nos invadiera A).- El masiosare; B).- Godzilla o cualquiera de sus amigos (Mothra, Gamera, Rodan, Manuel Bartlett, etcétera); o C).- Los marcianos de Tim Burton.
Combatir al crimen organizado con las fuerzas castrenses no desalienta a la delincuencia, sólo contribuye a la escalada de violencia. La estrategia no le funcionó a Calderón (a quien no se cansa el ganso de criticar), no le funcionó a Peña Nieto y no tendría por qué funcionarle a López Obrador, sobre todo cuando para colmo es tan pusilánime que ni siquiera habla de los capos criminales con la misma insolencia con la que se refiere a sus adversarios políticos.
Y he aquí que sorprendió a todos porque una de sus promesas fundamentales de campaña fue precisamente sacar al ejército de las calles, por considerarla una estrategia errónea que estaba costando vidas. De allí que los más sorprendidos seamos quienes votamos suponiendo que la gestión de AMLO sería un viraje en la política de seguridad y no una versión 2.0 de “Calderón y la Guerra Contra el Narco. Reto Abrazos No Balazos”. Su oferta era diametralmente la opuesta a lo que es hoy su gobierno, pero a sus ideólogos ello no les quita el sueño.
Sobre su populismo mesiánico, su pobre desempeño ante las crisis, su torpe manejo diplomático y sobre todo, su pobre visión sobre las áreas a invertir para el desarrollo de una economía en el siglo 21, ya hablaremos después. Por lo pronto, no se deje usted apabullar si es que en mala hora, creyendo que AMLO cumpliría alguna de sus promesas, decidió darle su voto.
Los que se lo quieren echar en cara están frustradísimos ya sea porque sus gallos fueron arrasados o porque sus corrientes ideológicas partidistas no han podido al día de hoy presentar un solo prospecto capaz de hacerle frente al lopezobradorismo. Siguen tan enchilados que no buscan ya quién se las deba sino quién se las pague. Mándelos a paseo, pues ni siquiera entienden que uno de los principios fundamentales de la democracia es la posibilidad de elegir a un tarado y ello ocurre hasta en los países de primer mundo (¿le suena Boris Johnson?).
En tanto usted sólo haya otorgado un voto y no en cambio un cheque de credibilidad absoluta y una promesa de amor eterno e incondicional para perdonarle al macuspano todo, todo incluso la muerte de inocentes por inacción o negligencia, usted no tiene de que avergonzarse, pues es muy sano admitir una equivocación a diferencia de vivir encadenado defendiendo lo indefendible por orgullo o simple negación de la realidad.