La democracia de antes y la que ahora dicen que existe

En Saltillo el porcentaje de votos que obtendrá en la próxima elección la coalición que encabeza el Partido Revolucionario Institucional (PRI) con Javier Díaz, comparado contra el de los otros partidos, será de una ventaja significativa, de tal manera que difícilmente se dará lugar a que la elección se judicialice, y en consecuencia llegue a ser el próximo presidente municipal de Saltillo.

Entre tanto, ¿qué pasará en los restantes municipios de Coahuila? Veamos:

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Hace años caminábamos a medias en una democracia, si así se le podía llamar, muy dirigida basada en lo amparado y en la benevolencia de los gobiernos que estaban en el poder y que se encargaban de dispersar recursos provenientes del erario para la compra de conciencias, con el fin de que siguieran votando por los candidatos emanados del partido del gobierno en el poder.

Hoy en día, los procesos electorales han considerado que es necesario impulsar una verdadera democracia participativa, tomando en cuenta que los métodos de elección han sufrido cambios y que ya no es fácil soportar imposiciones a los ciudadanos que se han ido interesando en practicar una profesión de fe y pelear porque su participación sea respetada en los resultados, pues de lo contrario el elector se puede encaminar alejando su participación en las jornadas electivas, falseando el espíritu de lo que debe ser la esencia de la democracia participativa.

Existen ejemplos que han surgido y que han puesto en práctica la teoría del descarte, haciendo a un lado la participación partidista que se debe de dar en cada proceso, pues los mismos directivos de algunos partidos políticos en pugna electiva, establecen estrategias construyendo caminos sinuosos a los candidatos con los que no estuvieron de acuerdo en su selección democrática y la consideraron como una imposición interna.

Hace unas semanas, según algunos medios, trascendieron noticias -e incluso se levantaron encuestas donde algunos encuestadores decían que se perdería la alcaldía de Torreón por parte del PRI- en el sentido de que Rubén Moreira, junto con gente de Riquelme, habían establecido líneas subterráneas contra Román Cepeda, alcalde de Torreón, que repite e igualmente contra Carlos Villarreal, que juega por la alcaldía de Monclova, con el objetivo de provocar conflictos dentro del partido, de manera que se indujera una implosión en los contendientes, lo que movilizaría a los militantes a favor de los opositores fingiendo que la elección estaba perdida, por lo que mediante acciones subyacentes intervenían colaborando en el control y salvando el resultado con una diferencia mínima a favor de los candidatos de su partido que actualmente compiten, por lo que de esa forma sus acciones les serían reconocidas y que a cambio les fueran otorgadas facilidades para operar negocios y posiciones políticas. ¿Será?

Todas esas expresiones pueden caer en el rango de lo que es una subinformación que, “por un retorno del efecto sobre la causa, cuanto mayor es, menos la perciben los ciudadanos”.

En esos niveles de la política, la perversidad está presente en toda su dimensión posible con el objeto de conseguir lo que se desea utilizando estrategias empiristas.

Igualmente trascienden noticias de que Román Cepeda se ha convertido en un buen facturero, de igual forma que su campaña política es dirigida por Lauro Villarreal, un funcionario que funciona a medias, y de la misma forma que le acompaña también Xavier Herrera, cuyo antecedente de honestidad en el Simas de esa ciudad nunca se ha aclarado y que con todo eso, Riquelme, siendo gobernador, lo designó subsecretario de Egresos, una ventanilla por donde sale el dinero, asimismo se dice que aquí en Saltillo adquirió, o al menos habita ahí, una casa por el bulevar Colosio en un fraccionamiento de primera, también recordemos las noticias sobre lo que se dice de los locales construidos en lo que llaman Paseo Morelos, y del hotel Nazas, en fin, el espacio me corta esta entrega.

Se lo digo EN SERIO.

franciscoaguirreperales@gmail.com

@aguirreperalesf