La nueva casta morenista: Ya llegó. Ya está aquí

Opinión
/ 31 octubre 2025

La nueva casta morenista está integrada mayormente por exintegrantes del PRI, para confirmar su código genético y, de manera minoritaria, por marxistas universitarios de la UNAM, expanistas y experredistas

¿Qué diferencias existen entre los morenistas que destruyeron la narrativa de su “austeridad republicana” y los integrantes de las castas de cada revolución del siglo 20 que tenían como objetivo acabar con las élites privilegiadas de su época? Ninguna.

Los morenistas comparten con ellos el sentido de prepotencia e impunidad, derivadas de formar parte de un engranaje burocrático autoritario que los blinda ante cualquier exceso. Tal como ocurrió con la Rusia de Stalin (1917), el México de Obregón (1910-1920), la China de Mao (1949), la Cuba de Fidel (1959), el Irán del clero chiita y la Guardia Revolucionaria (1970) y la Camboya de Pol Pot (1975‑1979), por ejemplo.

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Todos ellos, a sangre y fuego, construyeron una casta pletórica de privilegios y excesos sin contrapesos institucionales. El único que les podía imponer un veto era su líder supremo, que los castigaba con la muerte; no por sus desvaríos orgiásticos, sino por su pretensión política de derrocarlo para asumir su poder.

De esta manera, cada revolución del siglo 20 construyó una nueva clase dirigente o casta social que monopolizó el poder y sus excesos sin límites sobre decenas de millones de cadáveres disidentes.

En cada caso, ¿de dónde emergieron esas castas? ¿Y a qué élite dominante reemplazaron?

En Rusia, la nueva casta surge de la “nomenklatura comunista” (Partido Comunista, burócratas y militares) que derrocó al zarismo, la aristocracia terrateniente y la burguesía incipiente. En México viene de la clase política posrevolucionaria (PRI) que derrotó a la oligarquía porfirista, los hacendados y los militares porfirianos.

En China, emerge de la burocracia del Partido Comunista chino, que venció a los terratenientes, la burguesía urbana y a los “señores de la guerra”. En Cuba sale de la cúpula fidelista y el Partido Comunista de Cuba, que doblegó a la burguesía cubana y a la élite batistiana.

En Irán, proviene del clero chiita y la Guardia Revolucionaria que abatió la monarquía del Sha y su élite occidentalizada.

En Camboya, aparece de los Jemeres Rojos del Comité Central y cuadros militares que arrollaron a la burguesía urbana, élites coloniales e intelectuales occidentalizados.

La nueva casta morenista está integrada mayormente por exintegrantes del PRI, para confirmar su código genético y, de manera minoritaria, por marxistas universitarios de la UNAM, expanistas y experredistas, quienes reemplazaron a la anterior élite dominante de tufo prianista.

Por ello, ningún integrante de esas castas revolucionarias que preceden a Morena pudiera ruborizarse hoy con las vacaciones en hoteles y restaurantes de lujo en Tokio de Andy; el rancho en el Ajusco con hotel VIP, plaza de toros y viñedos de Pedro Haces; con los relojes de alta gama, viajes y eventos sociales exclusivos del diputado morenista Sergio Gutiérrez Luna; las bolsas, joyas y ropa de marcas exclusivas de su compañera, la diputada petista Diana Karina Barreras; con los viajes internacionales en clase premier, su financiamiento externo en traslados, la camioneta Volvo y la casa en Tepoztlán de Gerardo Fernández Noroña; los viajes internacionales y vehículos de alta gama de Ricardo Monreal; y los eventos privados en residencias exclusivas, el uso de la Casa de Gobierno para reuniones privadas y los viajes internacionales con comitivas amplias de Clara Brugada, por mencionar los más notables.

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¿Cuál es la diferencia más notable entre los integrantes de la nueva casta morenista y la anterior élite dominante prianista? Mientras estos últimos guardaban las formas, no por responsabilidad ética, sino por el incipiente sistema de contrapesos de cuño democrático existente; a los morenistas (petistas incluidos) les valen reverenda madre porque ya destruyeron todo contrapeso para ejercer su poder de manera descarada e impune. Porque bien saben que tienen el control autoritario del Poder Judicial, el Legislativo, el Ejecutivo y, próximamente, el electoral.

Peor aún, tienen una Presidenta debilitada e incapaz de someterlos a su autoridad, porque hoy la mayoría de los morenistas rinde pleitesía al hombre que, desde “La Chingada”, pretende gobernar a través de ella.

Ni para donde hacerse: la nueva casta o élite dominante morenista, desobediente y de excesos ilimitados e impune, ya llegó. Ya está aquí.

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