La Siesta del Fauno y una Sinfonía Fantástica
Dos obras sinfónicas compuestas en el siglo 19 por dos músicos franceses dieron el golpe de timón a los derroteros de la música: la Sinfonía Fantástica (1830), de Hector Berlioz (1803-1869) y el Preludio a la siesta de un fauno (1894), de Claude Debussy (1862-1918). La Sinfonía Fantástica, primera obra de franco carácter programático, y el Preludio a la siesta de un fauno, primera joya orquestal del “impresionismo musical”, dieron paso a la nueva era de la música, esa que Schumann y Liszt vislumbraron como “la música del futuro”.
La interpretación de estas dos obras fundamentales del repertorio sinfónico fueron interpretadas por la Orquesta Filarmónica del Desierto en el marco del 60 aniversario de la Alianza francesa de Saltillo, bajo la batuta del director huésped, el argentino Luis Gorelik, quien realizó una interpretación mesurada, contenida en los linderos del espíritu de las piezas. Desde el primer pasaje del solo de flauta que abre el Preludio se percibió el cuidadoso fraseo y el timbre onírico que Gorelik trabajó en los días previos al concierto.
La OFDC logró una definición clara y equilibrada en el entramado armónico distribuido en bloques a lo largo del poema sinfónico que Debussy compuso en 1894, inspirado por la lectura del poema homónimo que el poeta simbolista, Stéphane Mallarmé, escribió a mediados de la década de 1860 (el poema se publicó por primera vez en 1866). La interpretación del conjunto orquestal coahuilense transmitió el cúmulo de sensaciones oníricas e inquietas del ser mitológico imaginadas en el texto poético y traducidas al plano sonoro por Debussy. A excepción de un breve pasaje donde las flautas “calaron” (se escucharon bajas de tono), el resto de la interpretación del conjunto se escuchó con un delicioso empaste impresionista, unas dinámicas bien construidas y un balance sonoro cimentado en una correcta lectura del estilo.
Después de esta bien lograda interpretación la OFDC abordó la ejecución de otra obra miliar del repertorio sinfónico, la Sinfonía Fantástica del galo Hector Berlioz. Galardonada en 1830 con el Grand Prix de Rome, en ella se encuentran numerosos elementos dinámicos, orquestales (el uso de cuatro timbales tocados al unísono, campanas que emulan las de una iglesia, y efectos tímbricos en las cuerdas como col legno, que consiste en el golpe de la cuerda con la madera del arco, el uso de dos tubas que proporcionan a la orquesta un sonido robusto y profundo, etc.), narrativos (programáticos), además de una inusual longitud que en su momento causó asombro: cinco movimientos, en lugar de los tres o cuatro tradicionales en una sinfonía. En cada uno de ellos, Berlioz plasma su amor obsesivo por Harriet Smithson, una actriz que pasó por París con una compañía teatral interpretando el personaje de Ofelia y Julieta de los dramas shakesperianos. La visión de esta mujer causó estragos en Berlioz, que se enamoró violentamente de ella. Así nació la Sinfonía Fantástica, que no es más que una visión muy personal del amor de Berlioz.
La OFDC realizó un trabajo interpretativo bueno en general, es decir, plasmó la narrativa de las emociones y visiones de Berlioz con la energía adecuada (y prolongada) a lo largo de los 50 minutos de duración de la obra. La articulación de los movimientos fue interrumpida por los aplausos de un público que, a pesar de las indicaciones gráficas impresas en el programa de mano indicando cuándo aplaudir, ignoró la secuencia emocional de los intervalos entre los movimientos, cortando de tajo la secuencia narrativa de la obra. El dominio y lucidez del maestro Gorelik al conducir a la orquesta por los pasajes luminosos, oníricos, satíricos y horripilantes de la sinfonía, obtuvo una respuesta orquestal plena de energía. La OFDC está culminando el año de su décimo aniversario con un repertorio demandante. Esperamos y deseamos un promisorio año venidero.
CODA
“La música es un sueño del que se han levantado los velos. Ni siquiera es la expresión de un sentimiento, es el sentimiento mismo”. Claude Debussy.