Las diferencias sociales en México: desafíos y oportunidades de la Industria 4.0

Opinión
/ 6 agosto 2023

En la historia de la humanidad han existido diferencias de clase socioeconómicas, más acentuadas luego de la Revolución Industrial. Ahora estamos viviendo la Industria 4.0, conocida como la cuarta revolución industrial −no confundir con la 4T−, que se distingue por sus principales cuatro componentes: sistemas ciberfísicos, internet de las cosas, internet de los servicios y fábrica inteligente

La primera vez que tuve contacto con los contenidos de la cuarta revolución fue en 2018 en Colombia. Fui invitado a Medellín a conocer las experiencias colombianas en este campo. No me sorprende que en Sudamérica haya tantos avances en materia tecnológica y social incluyendo el componente filosófico de la sustentabilidad. Esto último es muy claro en Argentina y Chile. Por ello siempre recomiendo la visión sur-sur: la visión latinoamericana.

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¿Será posible poner en práctica los componentes de la Industria 4.0 en México cuando los servicios de la internet no los tiene toda la población? ¿La internet de los servicios apoyará el desarrollo de los mexicanos cuando en la realidad resulta evidente que sigue creciendo la brecha digital entre sus ciudadanos?

Las diferencias siguen existiendo y se observan con claridad en los migrantes latinoamericanos que llegan a nuestro país y que son prácticamente expulsados por sus sistemas de gobierno. Migrantes venezolanos, haitianos, guatemaltecos, hondureños (entre otras nacionalidades) huyen de la pobreza y de la inseguridad, sufriendo vejaciones en su caminar para alcanzar el sueño americano. Las diferencias oprimen no sólo a los migrantes; oprimen de manera terrible a las poblaciones mexicanas de origen indígena.

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En la niñez de quienes ahora somos adultos mayores no se distinguían los educandos por usar calzado y ropa de marca. Confluíamos a las escuelas infantes de todas las clases sociales y nuestros profesores no se influenciaban por el estatus económico de sus alumnos para poner calificaciones.

Ahora las diferencias en el medio escolar se han magnificado, el asunto es que tal situación parecería reforzar los términos de chairos y fifís que son parte del discurso léxico del presidente López Obrador. Independientemente de que el tabasqueño haya promovido los términos para la diferenciación, las diferencias existen sin lugar a duda y el malestar social también.

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El sexenio presidencial que está por concluir ha señalado las diferencias, pero no ha logrado terminar con ellas porque sigue habiendo pobreza extrema y situaciones de vulneración de los derechos humanos; ha crecido la indefensión de los ciudadanos hacia los delitos de las mafias que pululan en ciudades para exigir que comerciantes, hoteleros y restauranteros paguen para contar con su protección y para evitar desmanes provocados que causarían daños a su patrimonio.

Es difícil cambiar las circunstancias de pobreza de un país y esto no debe empujarse desde la pauperización de la clase media. Las aspiraciones de las personas que trabajan, de los migrantes y de los indígenas no pueden obstruirse por ningún tipo de ideología partidista. Un México diferenciado no es la mejor solución. Se requieren puentes alineados con la educación formal e informal. Yo he visto que esto se posibilita de la mano de organizaciones de la sociedad civil. Hay una relación directa entre el nivel de asociatividad de los ciudadanos y su nivel de desarrollo humano. Las herramientas de la cuarta revolución industrial podrían fortalecer este desarrollo. Los gastos partidistas para promover corcholatas, cerradas o amplias son inútiles, solo subrayan las diferencias de siempre.

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