Las lluvias vendrán

Opinión
/ 1 junio 2025

La que espero tiene que ver con apoyos verdaderos al desarrollo y evolución del patrón inamovible

Chalcatzingo, municipio de Jantetelco en el estado de Morelos, fue sede de una ceremonia única a la que pude asistir gracias a la invitación de Daniel Altafi, secretario estatal de Turismo. Con el propósito del pedimento de lluvia para el 2025, más de 100 artesanos del tiempo, entre graniceros, tiemperos, ahuizotes, saudinos y mujeres medicina, fueron convocados por Jesusa Rodríguez, quien actualmente es la titular de la Dirección de Protección y Cuidado del Medio Ambiente de la Presidencia de la República.

Mucho más allá de la presencia de esta carismática teatrista, defensora de animales y promotora de la campaña “Sin maíz no hay país”, Laura María de Jesús Rodríguez Ramírez −quien llegó a ser senadora de la República, pues era suplente de Olga Sánchez Cordero−; más allá del secretario estatal Altafi y del subsecretario de Turismo federal, Sebastián Ramírez Mendoza, se encontraban mexicanos de esa clase de hombres y mujeres que no necesitan generar contenidos en redes sociales, pues su conocimiento no tiene las fronteras de la especulación mediática. Ellos están identificados como temporaleros y conjugaron un trabajo colectivo, participando mexicanos de muchas entidades federativas como Tlaxcala, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí, Michoacán, Estado de México y, desde luego, de Morelos.

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Ayer sábado, durante todo el día, se desarrollaron actividades a un costado del museo de sitio, en el que se encuentra la sorprendente pieza arqueológica olmeca conocida como el Portal del Inframundo, mismo que fue hurtado y llevado a la Unión Americana en los años sesenta, vendido inicialmente en 4 mil dólares y que luego, al ser ofertado en una subasta, fue recuperado. De la recuperación de piezas arqueológicas escribiré en alguna otra oportunidad.

Chalcatzingo es una zona arqueológica olmeca, cuyo nombre significa “venerado lugar de agua sagrada” o “lugar de jades preciosos”. No puedo describir, como me gustaría, lo que mis sentidos percibieron; ni siquiera puedo racionalizar lo que viví. Como parte de la Fundación Mundo Sustentable tenía un gran interés de conocer al subsecretario Sebastián Ramírez porque de él depende el tema de turismo comunitario, y era muy importante contactarlo para informarle de los trabajos de turismo comunitario de naturaleza que está gestándose desde la Red de Pueblos Extraordinarios.

La ceremonia de pedimento de lluvia me hizo pensar que las lluvias vendrán, pero no sólo las que significan agua para el planeta o aplausos para funcionarios afines a los nuevos estándares de la política federal. La lluvia que espero tiene que ver con apoyos verdaderos al desarrollo y evolución del patrón inamovible (del que, lamentablemente, se ha hecho pasto y fuego), que comprende los elementos de genuinidad que existen en los pueblos originarios, sin que se mancillen y encasillen como folclorismos.

Uno de los sabios temporaleros declaró que el agua no estaba en crisis, que la crisis radicaba en la civilización; que el agua puede existir sin nosotros, pero sin ella nosotros no podríamos existir.

Los presentes pidieron un buen temporal, agua en equilibrio, no granizo ni tiempos huracanados que dañen las cosechas. “Que los glaciares se llenen de hielo para luego inundar de agüita santa nuestros corazones”, dijo una granicera. La arqueóloga Carolina Meza me mostró el museo de sitio, y pensé que muchos empresarios deberían apoyar financieramente la construcción de un museo regional que albergaría las importantes piezas de origen olmeca que se han descubierto en la zona.

“Que el agua corra por todo el planeta limpiando los corazones y nutriendo nuestras vidas y que podamos seguir ejerciendo nuestro mandato de petición de lluvias amándonos unos a otros: Ometéotl” Dijo con ternura una joven temporalera.

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