Las luces y las sombras
de la reforma electoral
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La reforma electoral impulsada por el Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador tiene luces y sombras, puntos positivos y otros negativos, por lo que en el presente editorial buscaré destacar los aspectos que me agradaron, pero también los que no e incluso los que me parecen un peligro.
El punto más delicado es que propone que los consejeros electorales sean electos por los ciudadanos, para lo cual habría 60 candidatos nominados por los tres poderes federales. Dicho sistema hace complicado que un ciudadano pueda analizar a conciencia 60 perfiles, por lo que al final pesarán más los acuerdos que los aspirantes a consejeros hagan con los partidos, comprometiendo de origen su imparcialidad y siendo rehenes de los partidos con más votos.
Otro aspecto negativo es otorgar financiamiento público a los partidos sólo en campaña, ya que se abre la puerta a financiamiento irregular, a la captura de los partidos por los grupos económicos y de presión, pero además al partido que menos le afecta es a quien hoy está en el poder que es MORENA, es una forma de mantener el status quo utilizando como bandera la austeridad.
También se pretende acabar con los tribunales electorales locales, sin entender que hoy las salas regionales y la sala superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación están saturados y que no pueden con más carga a menos que se agregue más personal, disparando los costos.
De igual forma, llama a la alerta la pretensión de desaparecer al INE y crear un organismo nuevo, porque ello supone el peligro de arriesgar un entramado electoral, que aunque perfectible ha demostrado su fortaleza y la capacidad de garantizar que la voluntad popular se respete, no en vano hemos observado el traspaso pacífico del poder en todos los niveles.
Tampoco estoy de acuerdo con desaparecer a los institutos electorales locales, porque los mismos han demostrado su utilidad, incluso en algunos aspectos han sido más eficientes que el propio INE a la hora de organizar procesos con presupuesto limitado, por lo que elegir un esquema centralizado de elecciones puede hacer que se pierda esa visión especializada desde los estados.
A pesar de lo dicho en los párrafos precedentes, hay algunos aspectos que me agradaron de la propuesta presidencial, el primero de ellos es reducir la cantidad de consejeros, diputados, senadores y regidores.
Me agrada bastante un esquema de elección de los diputados mediante representación proporcional directa por listas estatales, ya que permite que se cierren las diferencias entre el número de legisladores obtenidos y el porcentaje de votos recibidos, representando así de mejor manera la correlación de fuerzas.
Por último, creo positivo contar con un único instrumento normativo que contemple toda la legislación electoral, que ha llegado a abarcar muchas leyes de gran tamaño, haciendo complejo entender la materia, y dando pie a que muchos asuntos terminen en los tribunales, generando crisis políticas.
victorsanval@gmail.com
@victorsanval