Lo que se ha olvidado de AHMSA, ilustrado por un obrero
Acaba de aparecer un libro que hoy mismo ya es muy difícil de conseguir. Su autor es un viejo obrero de AHMSA a quien tocó vivir esa historia y ahora redactarla, sin lo cual hubiese quedado en el olvido, de no haber sido rescatada por uno de los muchos mineros que la construyeron.
Enrique Arreguín Rodríguez, que ya hace gala de sus 80 años, de pronto se planteó escribir sus recuerdos y consultar los muchos documentos que guardaban él u otros de quienes lucharon denodadamente no sólo contra la empresa misma y sus abusos, sino contra los distintos gobernantes (desde alcaldes de Monclova, pasando por gobernadores coahuilenses y el presidente de la República), sin dejar de lado a los dos partidos que tuvieron presencia y poder en el centro de Coahuila: el PRI y el PAN, ambos enemigos del sindicato de mineros-metalúrgicos a quienes quisieron someter o destruir.
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Evidentemente, no puedo dejar de mencionar la parte kafkiana del asunto: el Comité Central del Sindicato (Ciudad de México, por supuesto) tomó la iniciativa de acabar con el sindicato minero de la Sección 147, es decir, se puso del lado de la empresa y contra el Comité Local. Y no creo que salga sobrando nombrar al dirigente del Comité Central, que lo era Napoleón Gómez Sada, líder charro entre los charros y padre del actual senador de la República, Napoleón Gómez Urrutia, a quien López Obrador invitó a su equipo.
Me veo obligado a incluir aquí algunos de sus títulos, que nada más el rey Felipe II los tendría más lisonjeros: Secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana; presidente de la Confederación Internacional de Trabajadores y, desde 2018, senador. Tampoco es necesario argumentar que su padre le heredó el puesto, así como las mañas, la fortuna y las relaciones con los grandes priistas.
El libro de Arreguín aporta la experiencia de un obrero durante los años en que, de manera democrática, las masas arrebataron la titularidad del sindicato a los charros y transformaron las relaciones obrero-patronales, la forma de hacer política, lo referente a seguridad social, los apoyos a la educación de sus hijos y lo relativo a sitios peligrosos para los obreros (desde estar en lugares excesivamente calientes o en los que emanaban gases venenosos; para éstos, lograron mayor salario y más tiempos de descanso).
El gran sindicato no se contentó con sus éxitos, sino que sintió que debía compartir su hado con sujetos menos privilegiados. Así que elaboraron estrategias de apoyo a ejidatarios, lograron atención especial del Seguro Social para las familias y, aunque parezca increíble, iniciaron un apoyo sistemático a otras organizaciones en lucha por mejorar sus existencias. Daré unos cuantos ejemplos que, en sí mismos, nos hablan de generosidad, de conciencia de clase, de compromisos concretos.
En asamblea, todos acordaron dar un día de salario al Frente Farabundo Martí, de El Salvador, y otro tanto al movimiento sandinista: entregaron un total de dos millones y medio (¡de aquellos millones!). Y, en lo que me toca, los encontré en Chiapas, a donde fueron a impartir a los indígenas cursos de capacitación en mecánica, soldadura y manejo de tractores, todo de manera gratuita: ellos se pagaban su traslado, estancia y gastos generales. Fue ahí que los conocí y admiré (yo trabajaba con los tojolabales). Esa parte de la historia de Coahuila es desconocida y vale más que la de “los grandes hombres” a que nos han acostumbrado.
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Enrique Arreguín logró colocarnos frente a un pasado que ni imaginábamos que existiese. Usted se preguntará: ¿y de dónde sacó el dinero para editar un libro? La respuesta es muy bella: de sí mismo (está jubilado) y de otros obreros que están en retiro. El editor fue El Cerdo de Babel, mismo que pagó nada más el diseño (muy bueno) y el ISBN para que quede registrado internacionalmente. Si por un albur usted deseara leerlo, puede adquirirlo en la Facultad de Ciencias Sociales o en el Cerdo (el dinero será para el autor).
Enrique Arreguín Rodríguez, Así fue... y ellos lo hicieron. La lucha de la Sección 147 de Monclova (1975-1983), Saltillo, El Cerdo de Babel, 2023, 238 págs., prólogo de Carlos M. Valdés.